La corriente eléctrica jugó ayer una mala pasada a los centros comerciales Max Center y Max Ocio de Barakaldo. Pocos minutos después de las seis de la tarde la mitad del edificio principal se sumergió en la oscuridad. La avería, que los portavoces de las instalaciones atribuyeron a una bajada de tensión de la red de Iberdrola en la zona sobre la que se levanta el complejo, se dejó sentir en medio centenar de establecimientos: los ubicados desde la gran plaza bajo la pirámide de cristal hasta el supermercado de Eroski. Este último retomó su actividad a los veinte minutos, gracias a sus propios generadores auxiliares, aunque la falta de soluciones durante la hora siguiente obligó a adelantar el cierre a las 9.10 horas.
«Cuando se han ido las luces quedaba gente dentro y han tenido que dejar la compra», relataron algunos testigos. Al cierre, trabajadores de la cadena repartieron cajas de bombones de forma gratuita entre los clientes. El apagón también afectó durante casi una hora a la zona de ocio, incluidos los multicines con una docena de salas.
Los comerciantes se mostraban ayer muy afectados por la avería que se produjo en el momento de mayor actividad. «Justo acabábamos de hacer el cambio de turno», reconocieron las trabajadoras de la tienda de moda Promod, sentadas a oscuras en el local a la espera de que volviera el suministro y se activaran tanto las cajas registradoras como el resto de sistemas. Su comercio se encuentra justo en la franja que dividía las tiendas con suministro eléctrico y las que permanecían a oscuras. Hora y media después de producirse el apagón recibieron la primera comunicación oficial del centro. «Nos dicen que lo mismo puede volver la luz en 30 minutos que en tres horas. Es tremendo», decía resignada la encargada, Danae Gómez. La avería llegó en el peor día para la mayoría de los locales. «Mucha gente ya ha cobrado, por lo que éste era el sábado del mes en el que esperábamos hacer más ventas», lamentó.
El fallo eléctrico no impidió que miles de personas pasearan durante toda la tarde por el centro comercial, que gracias a los generadores eléctricos mantuvo iluminadas los pasillos. Rampas, ascensores y escaleras mecánicas se mantenían en marcha junto a locales cerrados, a oscuras o a la luz de las velas. Ésa fue la solución por la que optó el gerente del local de tapas Ñam, que atendía a sus clientes como podía. El gerente, visiblemente afectado, admitió que el apagón traerá importantes pérdidas. «Es evidente», declaró sin saber cuándo se solucionaría el problema. «Tendremos abiertos mientras podamos».
Sin entradas
La zona comercial de Max Center no fue la única afectada ayer. El edificio anexo, Max Ocio, también sufrió un apagón que duró casi una hora entre las seis y las siete de la tarde. Los cines, con 12 salas, fueron los más afectados ya que la avería obligó a suspender varias películas de la primera sesión a punto de finalizar, e impidió que hubiera pases durante la segunda. Ni siquiera la vuelta del suministro eléctrico trajo la normalidad, ya que según explicaron personas cercanas al cine, el apagón reinició el sistema de venta de entradas e impidió reservar butacas. Para las ocho de la tarde sólo se abrieron dos salas -la 4 y la 6- a las que sólo pudieron pasar quienes habían reservado previamente su butaca. «A la gente se le está planteando la posibilidad de elegir entre que se les devuelva el dinero o que regresen otro día», explicaron los trabajadores.
Muy similar era la situación vivida en la bolera, con bar y zona de máquinas recreativas. La encargada, Zurine Eguiluz, advirtió que en el momento del apagón había más de 300 clientes en su local. «Los sábados por la tarde es cuando se celebran muchos cumpleaños, así que tuvimos que ir de mesa en mesa preguntando a ver si querían un pase para otro día con partidas gratis o recuperar su dinero», destacó. Eguiluz lamentó la falta de información mientras duró el episodio. Al principio se activó el sistema de emergencia y bajaron las redes que aíslan esta zona», relató.
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