miércoles, 8 de diciembre de 2010

EL AGUA SITIA CORDOBA Y GRAN PARTE DE LA PROVINCIA

-Los accesos a la ciudad desde Sevilla y Málaga se convirtieron en un infierno para los conductores por las retenciones en la A-4, que se prolongaron durante todo el día.
La historia se repite. La persistente tormenta que ha sufrido Córdoba en los dos últimos días la ha sumido de nuevo en un estado de postración equiparable al que vivió hace diez meses, cuando se anegaron más de doscientas casas irregulares junto al aeropuerto, y el pasado agosto, fecha en que la Campiña fue víctima de una descarga de agua que le costó la vida a tres personas. Si en esta ocasión no hay que lamentar desgracias personales, los daños materiales son cuantiosos, por lo que el Ayuntamiento de la capital se vio forzado a desalojar siete parcelaciones de las inmediaciones del Guadalquivir —Guadalvalle, Pilar de la Vega y La Cigüeña en Alcolea, La Altea y parte de Fontanar de Quintos, La Forja y Rosal del Rubio— por el temor a que la crecida del río tuviera consecuencias irreparables. El mal menor fue que, como en febrero, decenas de familias tuvieron que dejar apresuradamente sus viviendas, sobre cuya seguridad había más que dudas razonables desde que el Guadalquivir hiciera valer sus dominios a comienzos de este año. El susto de febrero no disuadió, a lo que se ve, a muchos ciudadanos de dejar de un modo definitivamente sus hogares.
Tampoco las administraciones, sobre todo el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, parece que hayan logrado en estos meses erradicar el peligro de las casas aledañas a la curso fluvial ni convencer a sus moradores del riesgo que corren. Al menos, la autoridad municipal tuvo ayer más reflejos que en febrero: el alcalde, Andrés Ocaña, estaba en las parcelas anegadas a primera hora de la mañana y con un ojo en Alcolea (varias calles céntricas se anegaron), mientras su equipo de gobierno preparaba una comparecencia ante la Prensa en la que, lejos de entonar el mea culpa, cargaban el peso de la responsabilidad a la Junta por su política de desembalses.
Daños en La Torrecilla
Pero los 156 litros por metro cuadrado que han caído en tres días sobre la capital —38 el 5 de diciembre, 56 el Día de la Constitución y 59 más ayer— no sólo ha hecho daño a los parcelistas sin miramientos medio ambientales. También ha afectado de lleno a comerciantes y vecinos de Miralbaida, algunos de los cuales vieron ayer cómo se les inundaban sus viviendas situadas en plantas bajas, además de las cocheras. Dos de ellas estaban deshabitadas. Varias naves industriales de La Torrecilla tuvieron que suspender su actividad a cuenta de las precipitaciones.
Que la lluvia sometió ayer a los cordobeses a un estado de sitio es algo más que una frase hecha. Porque las comunicaciones por carretera estuvieron muy tocadas durante buena parte de la jornada —la A-4 estuvo bloqueada en la Cuesta de los Visos durante horas y al cierre de esta edición eran aún precisos desvíos en el kilómetro 406— y los atascos para salir y entrar a la ciudad desde Sevilla y Málaga fueron constantes. En toda la provincia se vieron afectadas 75 carreteras, un tercio de las cuales siguen sin ser transitables.
El ferrocarril no estuvo a salvo de la tormenta. No en vano la línea de Alta Velocidad entre Madrid y Andalucía quedó cortada a la altura de Peñaflor y Villanueva de Córdoba a primera hora de la mañana, y el servicio no se restableció hasta las 12.30 horas. La línea de tren convencional Córdoba-Málaga sufrió retenciones entre Aguilar de la Frontera y Puente Genil, y en Villa del Río estuvo horas afectada el tendido Córdoba-Madrid. La Córdoba-Linares-Baeza sufrió contratiempos también. El aeropuerto, que de algún modo pertenece al capítulo de las comunicaciones por más que su operatividad sea mínima, volvió, como en febrero, a ser presa de las precipitaciones. Así, la pista se cubrió de agua. En el resto de los municipios de la provincia se vivieron momentos de dramatismo. Castro del Río vio cómo varias casas de su casco urbano se llenaban de agua, mientras que la crecida del río en Palma del Río obligó a desalojar dos urbanizaciones, una de ellas de primera residencia. En Villafranca, donde el caudal alcanzó niveles poco usuales, fue preciso evacuar las casas de Huertos Familiares. La situación de riesgo persiste hoy, cuando se prevén más lluvias. Sigue la alerta naranja.
EA2CPG