Un hotel y dos hostales han sido evacuados por las unidades de Emergencia, Protección Civil y la UME. Se ha habilitado el pabellón deportivo de la localidad próxima de Esporles para acoger a los desplazados. Este frente del siniestro ha cruzado más de 20 kilómetros del paisaje desde el foco inicial. Más de 2000 hectáreas asoladas. Desastre medioambiental en un siniestro que amenazó a los habitantes de la cordillera litoral de Tramontana de Mallorca.
A las seis de la madrugada, Sergi Torrandell, director de Emergencias, anunciaba que la totalidad de los residentes en Estellencs, había sido evacuada. Algunas fuentes elevan a 700 los residentes y veraneantes desplazados. El municipio, como Andratx, forma parte de la sierra de Tramontana, paraje protegido por muchas normativas por su belleza natural y valores medioambientales y declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
Nunca hasta ahora en la historia conocida de Mallorca había sucedido un caso semejante, la evacuación por la amenaza directa del fuego forestal sobre un núcleo habitado por casi medio millar de personas.
El espectacular incendio forestal en la zona montañosa y turística de Andratx, ha avanzado sin control, a causa del viento cambiante y la orografía adversa. Desde el mediodía del viernes ha calcinado bosques de pino, olivares y algún preciado encinar en los paisajes protegidos del cuerno de poniente de la isla. Ya son carbón o rescoldos humeantes miles de olivos centenarios, ejemplares cultivados en bancales en laderas de la montaña que forma la identidad del enclave, la naturaleza ordenada.
Andratx, víctima del urbanismo salvaje y la corrupción, junto a su vecino término de Estellencs, son de los territorios residenciales más atractivos y cotizados de la isla. No hay heridos, pero el daño medioambiental es muy grande en un área históricamente castigada por los siniestros y la erosión. Las huellas del fuego en la naturaleza y el paisaje tardará años en borrarse. La devastación es total en el pinar y el monte bajo.
Las humaredas han muerto, por ejemplo, en los bosques litorales de cala ses Ortigues, que un guía de montaña, Pep Barceló, ha descrito, ya en pasado, como un lugar paradisíaco, virgen, que justificaba la esperanza en la naturaleza intacta y la maravilla del paisaje.
Los jefes de bomberos han trasladado estos dos días su sensación de derrota, por el viento y la imposibilidad de acceder a las fogatas gigantescas en las montañas sin camino ni posible salida. En La Trapa, finca natural que los ecologistas del GOB (Grupo de Ornitología Balear) compraron a escote para evitar su urbanización ha quedado arrasada toda la masa forestal restante y repoblada. Tres frentes distintos han entrado desde la montaña hacia la costa. Durante décadas cientos de ecologistas europeos acudieron a campos de reconstrucción del viejo monasterio.
Cerca de 300 personas están movilizadas, encabezados por los bomberos de Mallorca, forestales, protección civil, emergencias y, también, equipos desplazados de la Unidad Militar de Emergencias y del ministerio de Medio Ambiente. El presidente del Gobierno balear, José Ramon Bauzá, se trasladó en distintas ocasiones al puesto de mando para alertar acerca de las consecuencias sobre el patrimonio natural de los actos imprudentes con el fuego en verano. De madrugada, a las 02.30, Bauzá ha coordinado las tareas de las primeras evacuaciones de Estellencs. Vienen refuerzos desde la península de la UME.
El perímetro afectado rondaba ayer tarde las 2000 hectáreas, aún sin evaluar la importante masa forestal asolada. El origen del siniestro está en la supuesta negligencia de la quema de hierbajos por parte de un hombre de 42 años, identificado e imputado por la Guardia Civil. Él lo negó todo: “Estaba en el sofá”. Aquellas llamas imprudentes y prohibidas se convirtieron primero en un volcán forestal, en una nube gigante de humo que se veía desde media Mallorca y de inmediato en desmadrados frentes de kilómetros.
En los dos últimos días de máxima calor y extrema falta de humedad en España, 39 y 40 grados, las humaredas gigantes de día y el cielo anaranjado de noche marcaron con dramatismo el entorno. Muchos vecinos desolados lloraron por la pérdida común. Una periodista de Radio Nacional no pudo contener el impacto y sollozó al narrar un episodio de un niño dirigiéndose a un militar preguntando si el fuego había acabado.