Una investigación revela que los operarios no están bien protegidos contra la radiación, apenas duermen y están mal alimentados.
Las acusaciones públicas sobre las duras condiciones en que trabajan los héroes de Fukushima los operarios que luchan contra la amenaza de una catástofe nuclear en Japón, han obligado a Tepco, la compañía eléctrica responsable de la central, a garantizar que se ocupará de que todos tengan "el sueño y la alimentación mínima garantizadas". Para que la compañía reaccionara ha sido necesario que el Gobierno nipón se sume a la denuncia de la Agencia Nacional de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA) y exija a la compañía que intervenga después de que una investigación haya demostrado que estos ni cuentan siempre con medidas de protección apropiadas ni unas mínimas condiciones de binestar.
La polémica sobre la seguridad de los operarios de Fukushima comenzó después de que dos sufriesen quemaduras al contacto con agua corrosiva a causa de la radiactividad. La reacción inicial de la empresa fue negar su responsabilidad en el accidente y señaló que los heridos llevaban un calzado que solo les cubría los tobillos, "dejando desprotegidas sus piernas". La NISA contratacó enviando a uno de sus miembros a las instalaciones. Kazuma Yokota inspeccionó la planta durante cinco días y concluyó que Tepco estaba al tanto de que había elevados niveles de radiactividad en el aire de una de las seis unidades de la planta varios días antes del accidente. Además, denunció que los 400 empleados que continúan en la central descansan poco, comen dos veces al día, racionan los víveres y no pueden ponerse en contacto con sus familias porque los móviles no tienen cobertura.
Los correos electrónicos que han enviado varios miembros de la plantilla a The Wall Street Journal describen jornadas maratonianas que comienzan a las seis de la mañana y se alargan hasta las cinco de la tarde, con dos comidas como único sustento durante todo el día. Cuentan que se les ha racionado el consumo de agua potable y no pueden ducharse porque el sistema de tuberías está destrozado. Se lavan con un espray de alcohol, sin posibilidad de cambiarse de ropa.
La publicación de esta correspondecia hizo que el ministro de Economía, Comercio e Industria volviese a exigir a la compañía que tomase medidas: ''Los trabajadores, las Fuerzas Armadas y los bomberos están trabajando en condiciones extremadamente duras, así que los alimentos y la calidad del sueño deben mejorar", dijo Banri Kaieda.
Tepco no niega las afirmaciones de la plantilla, pero ha manifestado que las raciones se han mejorado y que ya no se reducen a galletas saladas y zumo de frutas. Ahora reciben también un paquete de comida deshidratada que contiene arroz, verduras, carne o pescado. Con respecto al agua, reconoce que continúa racionándose por su escasez, pero ha aumentado el consumo por operario de una botella de litro y medio de agua diaria a dos.
La otra reclamación de los operarios tiene que ver con sus horas de descanso. Afirman que a las ocho de la tarde se reúnen para informar de la jornada y se reparten por las salas de conferencias y los pasillos para dormir en el suelo, desprotegidos de la radiación que emana del suelo. La compañía ha puntualizado que les ha entregado mantas y láminas de plomo para que actúen de aislante. Aun así, sufren a diario unas radiaciones en el interior de las instalaciones de la central de entre 2 y 3 microsievert, cuando 5 es el límite recomendado por el Gobierno de Japón. La empresa solo ha reconocido que, hasta el momento, 19 trabajadores han recibido una radiación superior a 100 milisieverts.
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