Hoy hace exactamente dos años el director general de Medio Ambiente, Federico Ramos, acudía a una laguna situada en el paraje Boca Alta, en el parque regional del Sureste, a escasos siete kilómetros de Arganda del Rey. El responsable regional posaba junto a una laguna de chapapote para anunciar a bombo y platillo la adquisición de los terrenos, unas 6,4 hectáreas, para recuperarlos. Pero una cosa son las palabras y otra, los hechos.
Dos años después la imagen que ofrece la laguna, del tamaño de un estadio de fútbol como el Santiago Bernabéu (1,2 hectáreas), es espeluznante: la orilla está plagada de diferentes especies de aves muertas y enfangadas por el chapapote que cubre la charca.
Un profundo hedor recorre la zona, una mezcla a aceite industrial y gasóleo. La ribera de la laguna está salpicada de bidones de productos químicos. El agua es grisácea y provoca un efecto espejo en la laguna, sobre la que se reflejan con perfecta nitidez las nubes.
La semana pasada, vecinos de la zona acudieron al lugar para comprobar el estado de la laguna. Se encontraron con un ejemplar de pato cuchara moribundo que no podía salir de la espesa charca. Trataba de mover las alas empapadas de hidrocarburos. Lo recogieron y llamaron a una patrulla de agentes forestales que levantó acta del suceso, según cuenta un guarda forestal, que prefiere no dar su nombre. También recogieron varias decenas de cadáveres de aves, algunas de ellas amenazadas, como la garza. Todas rebozadas en una sustancia negruzca y pegajosa.
Un portavoz de la Consejería de Medio Ambiente explicó ayer que la Comunidad está actuando. "Se han hecho estudios y análisis para ver qué hay exactamente en la laguna. Los trabajos aún están en marcha", dijo.Vecinos de la zona han denunciado la situación a la Fiscalía de Medio Ambiente de Madrid. El fiscal ha ordenado a la Guardia Civil que investigue la situación de la laguna de aceite, según los denunciantes. También han recurrido a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), porque consideran que la enorme charca de chapapote está conectada con pozos y otras lagunas de la zona a través del nivel freático. La capa de aceite, de al menos 20 centímetros, convierte a la laguna en una trampa mortal para los animales que se acerquen a beber.
El pato cuchara que los agentes forestales salvaron la semana pasada fue trasladado al centro de recuperación de especies amenazadas de la Comunidad de Madrid en Tres Cantos. Será difícil que sobreviva porque el PH de la charca es muy ácido. Un muro recorre la parcela donde está situada la laguna de chapapote. Una puerta de hierro negra permite el acceso a todo aquél que quiera asomarse. Está a cerca de un kilómetro de la autovía A-3, en el camino del Porcal, junto a Arganda (53.000 habitantes).
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