La contaminación no representan peligro para la salud.
La satisfacción por la vuelta parcial de la electricidad a la planta atómica japonesa de Fukushima se mezcló ayer con la preocupación por la radiactividad detectada en las aguas marinas de la zona y por saber si los productos pesqueros están contaminados. Entretanto, partículas radiactivas ya han sido localizadas en Estados Unidos, Alaska, Canadá e incluso en Europa, en Islandia. El presidente de la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa (ASN), André-Claude Lacoste, aseguró que una nube radiactiva asociada al accidente nuclear nipón podría llegar hoy a Francia. Si bien puntualizó que no habrá peligro alguno para la salud.
Según este experto, la nube debía llegar ayer a Saint-Pierre-et-Miquelon, uno de los territorios galos de ultramar, y a partir de hoy, se espera en la Francia continental un aire «ligeramente contaminado».
De acuerdo con el organismo francés, las concentraciones de cesio 137 (isótopo radiactivo) serán extremadamente débiles, nada comparables con el accidente de la planta soviética de Chernóbil en 1986.
Por su parte, las autoridades sanitarias estadounidenses han detectado bajas cantidades de radiactividad procedentes previsiblemente de Fukushima en el estado de Washington, Hawái y Wake Island, así como en la estación de medición en Charlotteville, en Virginia», en la costa este.
Concretamente, se registraron radioisótopos, es decir, partículas radiactivas, como el yodo-131, pero sus valores, o la intensidad de su radiación, así como la densidad de las partículas en el aire, se han reducido en su camino desde el Pacífico hasta la costa atlántica de EE.UU..
Asimismo, en Alaska y Canadá los medidores detectaron un aumento «mínimo» de los niveles de radiación. Los valores se sitúan muy por debajo del límite considerado como peligroso para la salud, destaca Gerhard Wotawa, de la central de meteorología de la ONU en Austria, que dispone de 63 centrales medidoras en todo el mundo. Precisamente, en la de Reikiavik (Islandia), también fueron detectadas partículas radiactivas, las primeras en Europa.
El lunes se hallaron índices de yodo 131 y de cesio 134 que eran 126,7 y 24,8 veces más elevados respectivamente que los fijados por el Gobierno japonés, al analizar las aguas del mar cercanas a Fukushima. La empresa Tepco afirma que no constituyen una amenaza para la salud.
El Gobierno nipón apuntó que en el mercado no hay productos pesqueros de la zona, pues los pescadores no pudieron reanudar su trabajo. Aun así instó a las vecinas Ibaraki y Chiba a que aumenten sus controles.
Continúa la fuga
Según el OIEA, la fuga de radiactividad continúa, pero se desconoce exactamente de dónde procede. «Continuamos observando radiactividad de la central, y la pregunta es de dónde procede exactamente», anunció James Lyons, un alto funcionario de este ente de la ONU.
En la central, los esfuerzos por controlar los seis reactores dieron ayer un paso adelante al concluir con éxito las operaciones para conectarlos a fuentes externas de energía. La electricidad fue parcialmente restablecida en la sala de control del reactor 3, lo que debería permitir recuperar algunas funciones, y eso que ayer se repitieron las humaredas en el 2 y en el 3, y un nuevo seísmo de magnitud 6,3 tuvo lugar frente a Fukushima.
Por otra parte, un vicepresidente de la Tepco pidió disculpas a la población evacuada.
EA2CPG