*La OMS dice que la contaminación de alimentos es un problema grave.
El miedo a la radiactividad se ha extendido más allá de las fronteras de Japón. El presidente de Corea del Sur, Lee Myung-Bak, se vio obligado ayer a intervenir públicamente y asegurar que el país está a salvo de las fugas de radiación ocurridas en la central nuclear japonesa de Fukushima. "Sé que mucha gente está preocupada sobre si podemos vernos afectados por el problema (...) Ante todo, puedo garantizaros que no tenéis de qué preocuparos", dijo.
Lee afirmó que la radiactividad de la planta dañada por el terremoto y el tsunami ocurridos el pasado 11 de marzo en la costa nororiental de Japón no había tenido de momento ningún impacto en Corea del Sur y que los vientos que soplan todo el año desde el oeste hacen muy improbable la llegada de radiación tan lejos en concentración peligrosa. "Por favor, no os dejéis influir por rumores sin fundamento o especulaciones que no son científicas sobre la lluvia radiactiva", aseguró. Lee dijo también que las 21 centrales de Corea del Sur podrían soportar "el máximo terremoto susceptible de ocurrir en la nación".
El pánico se ha propagado a través de Internet, lo que ha obligado al Gobierno de Seúl -la capital extranjera más cercana a Fukushima- a perseguir a quienes difunden rumores. Un joven de 28 años ha sido detenido por este motivo. Los farmacéuticos han hecho también un llamamiento a los consumidores para que no compren pastillas de yodo -que pueden ser utilizadas para reducir el riesgo de cáncer en caso de exposición a la radiactividad-, impulsados por el miedo.
A pesar de que la situación en Fukushima -que se encuentra 240 kilómetros al norte de Tokio- ha mejorado progresivamente en los últimos días, la crisis continúa plagada de incertidumbres. [De hecho, el ministro de Industria admitió hoy de madrugada que es dificil decir que la situación en la planta nuclear está mejorando, informa Reuters citando a la agencia Kyodo].
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que la detección de radiación en alimentos, como leche y alcachofas, y agua, registrada los últimos días es un problema "serio", y "más grave" de lo que se pensaba. La OMS afirmó que algunos de los alimentos contaminados por la radiactividad liberada a la atmósfera han salido de las zonas de exclusión y control de 20 y 30 kilómetros en torno a la central. Los niveles de yodo y cesio radiactivos identificados hasta ahora en comida no son peligrosos, según el Gobierno. Tokio ha prohibido a cuatro prefecturas situadas alrededor de la central que envíen espinacas a otros lugares y ha vetado el suministro de leche desde la provincia de Fukushima.
Las autoridades han pedido también a quienes residen cerca de la planta nuclear que no beban agua del grifo porque han sido encontrados altos niveles de yodo tóxico. No ha habido casos de alimentos contaminados en Tokio.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica, entidad dependiente de la ONU, señaló que la situación de la planta japonesa continúa siendo muy grave, pero mostró su convencimiento de que Tokio superará la crisis.
Los equipos de emergencia que luchan por estabilizar la central tuvieron que retirarse ayer del área del reactor número 3, después de que comenzara a salir humo. Luego también salió humo del 2. Los ingenieros han logrado conectar los cables de suministro eléctrico a los seis reactores que tiene el complejo atómico. La unidad 2 ya tiene fluido eléctrico y la número 5 está funcionando conectada a la red. Las dos más críticas son la 3 y la 4. Ambas sufrieron explosiones la semana pasada. El temor a una potencial nube radiactiva ha llevado a muchos habitantes de Tokio a dejar la capital. Aunque la vida está regresando a la normalidad, la gente sigue con miedo. "La semana pasada se fueron cuatros empleados. Yo continúo un poco asustado, pero la cosa está mejor. El problema es que el Gobierno no ha informado lo suficiente", dice Manuel Iwamoto, un joven japonés de origen peruano, que trabaja en una tienda de electrónica en el barrio de Harajuku.
Estados Unidos aseguró que está facilitando yodo potásico a los funcionarios norteamericanos y sus familias que viven en Tokio y otras zonas de Corea del Sur, como medida de precaución contra una potencial exposición a radiactividad, aunque les ha dicho que no lo utilicen hasta que se les indique. La cifra de muertos y desaparecidos por la catástrofe fue elevada ayer a 8.805 y 12.654, respectivamente.
El Banco Mundial dijo que el terremoto y el tsunami podrían costar a la tercera economía del mundo entre 122.000 y 235.000 millones de dólares -es decir, entre el 2,5% y el 4% del PIB-, y advirtió que, aunque inicialmente el desastre hundirá brevemente el crecimiento de la economía, esta será impulsada después por los planes de reconstrucción.
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