"La actividad volcánica ha disminuido, la sismicidad y las explosiones son menores a las del sábado, pero el monitoreo y la vigilancia se mantienen", afirmó el subsecretario del organismo, Felipe Bazán.
Añadió que bajo la alerta naranja (de prevención) la Defensa Civil y otros organismos de socorro mantienen activos planes de contingencia para asistir a las personas que habitan en sitios de alto riesgo. Tras el cambio de alerta roja (máximo nivel de peligrosidad) a naranja, unas 1.800 personas que habían sido protegidas en albergues retornaron a sus viviendas, informó Bazán.
Sin embargo, indicó que por precaución, los pobladores podrán pernoctar en los nueve albergues habilitados.
Las autoridades suspendieron además las actividades escolares en las comunidades afectadas, y dispusieron la evacuación del ganado a zonas seguras.
Según el último informe del Instituto Geofísico, el volcán registro este domingo 22 explosiones, seis de "muy largo período que han sido escuchadas con claridad y han provocado vibración de ventanales en inmuebles".
El reporte agregó que debido a la dirección del viento, las cenizas emitidas por el volcán llegaron hasta la ciudad costera de Guayaquil, en el sudoeste del país. La zona del volcán, añadió el informe, ha permanecido parcialmente nublada, lo que ha impedido tener una visión clara a través del satélite.
Las emisiones de ceniza continuaban hoy afectado a poblaciones aledañas al volcán como Choglontuz, Palictahua y Penipe. Pese a la disminución de la actividad, pobladores y turistas de la ciudad de Baños, asentada al pie del volcán, abandonaron la zona.
En 1999, las autoridades se vieron en la necesidad de obligar a las personas a desalojar sus viviendas cuando el volcán hizo erupción, sólo pudieron regresar a sus hogares un año más tarde.
El volcán Tungurahua, registró la semana pasada una "explosión súbita" tras seis meses de relativa calma.
Entre julio y agosto de 2006 alcanzó su pico máximo, dejando seis muertos.
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