El presidente Benigno Aquino señaló que el estado de calamidad nacional acelerará la liberación de fondos para las operaciones de rescate y recuperación, así como la reparación de la infraestructura dañada en más de 20 provincias. Bajo el estado de calamidad nacional, se establece una congelación de los precios de los productos básicos y se liberan préstamos sin interés a las ciudades y provincias afectadas por un periodo de 60 días.
Aquino previamente asignó para la tragedia más de 200 millones de dólares, y se espera la liberación de fondos adicionales, reportó el diario The Inquirer en su edición digital. Los daños a la infraestructura y la agricultura se estiman en casi 100 millones de dólares, tras el paso del peor tifón de la presente temporada de ciclones en la región y el más mortífero en los últimos 10 años.
Funcionarios de rescate confirmaron al menos 540 personas muertas en Filipinas tras el paso del tifón conocido en Filipinas como Pablo, pero el número de decesos podría aumentar.
La Agencia Nacional de Desastres informó que 383 personas siguen desaparecidas, mientras que el número de supervivientes que han buscado refugio en los albergues del gobierno ha crecido a más de 306 mil.
Por otra parte, el servicio meteorológico estatal informó que el tifón Bopha se niega a desaparecer a medida que sigue avanzando hacia el norte de Filipinas y ahora amenaza a la isla de Luzón, una de las tres más importantes del archipiélago.
Luzón es el nombre de la mayor y más importante, tanto política como económicamente, isla de Filipinas y una de las tres grandes del archipiélago, ubicado en el océano Pacífico, siendo las otras dos Bisayas y Mindanao.
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