En el último mes y medio han muerto 47 personas por causa del crudo invierno que azota el país. En su gran mayoría son menores de edad o personas adultas que perecen tras deslizamientos de tierra, inundaciones o tormentas eléctricas.
Sin embargo, las autoridades destacan que aunque un solo deceso ya es una cifra lamentable, en el mismo periodo del año pasado se registraron 98 muertes y durante todo el 2011 murieron 486 personas y jamás se volvió a saber nada de otras 43, que fueron reportadas como desaparecidas.
Este año, según la oficina nacional de Gestión del Riesgo hay 10 familias que esperan noticias de sus seres desaparecidos por el invierno en las últimas semanas.
"Siempre se puede evitar que una persona pierda la vida por un evento natural. Por eso nuestro objetivo es responder a las emergencias, pero más allá de eso, es trabajar en la reducción del riesgo de desastres, a través de la promoción del conocimiento de los riesgos. Hay que tener en cuenta que la protección de la vida depende de cada persona al no exponer su vida", explicó C arlos Iván Márquez , director de gestión del riesgo. No obstante, la pobreza, las privaciones por la exclusión social y otros flagelos de un país inequitativo, obliga a las familias a asumir situaciones de riesgo extremo. Hoy el país cuenta con mayores planes de prevención.
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