La región italiana de Emilia Romagna volvió a revivir la tragedia con un nuevo terremoto que provocó al menos 15 muertos y derrumbes en varios edificios. El sismo, de 5,8 grados en la escala Richter, sembró el pánico entre los ciudadanos, que rápidamente se volcaron a las calles.
El primer ministro italiano, Mario Monti, afirmó que el Estado hará todo lo que pueda para ayudar a los afectados. "La situación es muy grave, algunas personas quedaron atrapadas bajo los escombros", dijo Alberto Silvestri, alcalde de San Felice sul Panaro.
El temblor tuvo epicentro en la localidad de Finale Emilia, en la provincia de Módena, en la región de Emilia Romagna, en la misma zona en la que ya se produjo el terremoto del pasado 20 de mayo, que dejó siete muertos, unos cincuenta heridos y más de 5.000 evacuados.Además de Emilia Romagna, el sismo fue sentido en todo el norte y centro del país, en regiones de Génova, Lombardía, Piamonte, Veneto y Toscana y numerosos edificios públicos fueron desalojados en ciudades como Milán, Bologna y Florencia.
A este terremoto le han seguido varias réplicas de menor intensidad, y se ha informado de nuevos derrumbes en los edificios históricos e iglesias de las zonas ya afectadas por el pasado temblor. Los medios italianos señalan el derrumbe de la torre de San Felice sul Panaro y de la basílica de San Francisco en Mirandola y otras iglesias de la zona.
En la mayor parte de las escuelas del norte de la península los estudiantes abandonaron los edificios y se lanzaron a las calles. "Revivimos el mismo miedo de la vez anterior", relató Annalisa Bassi, alcalde de Felonica, el municipio cercano a Mantua, duramente golpeado por el terremoto. "Ahora estamos evacuando a los niños de las escuelas, el miedo es tanto", subrayó.
Después del sismo del 20 de mayo, más de 417 réplicas han sido registradas, entre ellas tres de magnitud superior a 5, según cálculos de los medios. El gobierno proclamó el estado de emergencia y autorizó fondos por 50 millones de euros para las operaciones de emergencia.
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