domingo, 20 de enero de 2013

CICLOGENESIS DEJA EN CANTABRIA INUNDACIONES Y VIENTOS DE 100 Km/H

Se hizo esperar, y aunque tarde, llegó con mucha violencia. La profunda borrasca que cruzó ayer Cantabria dejó chubascos muy intensos, provocó crecidas en los ríos, inundaciones en algunos puntos de la región, argayos y cortes en algunas carreteras y un sinfín de incidencias. La ciclogénesis 'Gong' comenzó a hacer saltar las alarmas a media tarde. A partir de las cinco el cielo tornó de color, empezaron a vaciarse las nubes y fue la hora a partir de la cual los servicios de emergencia de toda la región tuvieron que multiplicarse para atender las decenas de avisos. Ninguno de los percances provocó daños personales.
El agua -y donde lo hizo en forma de nieve- fue el mayor causante de los problemas que originó el paso de la ciclogénesis. Precipitaciones superiores a los 30 litros por metro cuadrado, buena parte de ellos caídos por la tarde en un corto lapso de tiempo, vinieron a saturar el terreno y contribuyeron a que ríos y pequeños arroyos se desbordaran e inundaran sus alrededores. El río Saja lo hizo en varios puntos del valle; el Besaya en Los Corrales; y, entre otros, el arroyo que baja de Sierra Prío, en Unquera.
Ríos en nivel de 'seguimiento'
Anoche se vigilaba de cerca la crecida del Deva, que se rebasó en Potes y cuyo caudal a la altura de Ojedo había pasado de un día para otro de 0,7 metros a 1,5 metros de altura, y de llevar un caudal de 8 metros cúbicos por segundo a bajar con más de 31 metros cúbicos. Esas cifras hicieron que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) colocara a este río en el nivel de 'seguimiento', como también su afluente Bullón. Aguas abajo, al entrar en tierras asturianas, el Deva ya estaba en 'prealerta' a su paso por Panes, de ahí que en Unquera se vigilara de cerca su caudal, sobre todo a la altura de Molleda, punto donde se encuentra con un arroyo que baja de Prío, que suele provocar inundaciones en circunstancias como las actuales. A última hora de ayer, afortunadamente, no había llegado a producirse.
También la CHC y los servicios de emergencia estaban atentos a la evolución en los ríos Besaya y Pas, ambos en nivel de 'seguimiento'. El primero, en Arenas de Iguña, superaba los tres metros de altura y desalojaba 126 metros cúbicos por segundo, un caudal que frenaba el desemboque de pequeños afluentes (Muriago, Cieza, Rebujas), provocando que éstos rebosaran su curso e inundaran bajos, garajes, urbanizaciones y calles en Corrales de Buelna, Cohíño, Barros y San Mateo.
Tantas incidencias se produjeron en aquella zona que los cuerpos de Protección Civil se vieron desbordados por las llamadas de emergencia. La alcaldesa, Mercedes Toribio, pidió el apoyo de otras agrupaciones, que fueron llegando entrada la tarde. También desbordados de trabajo estuvieron los agentes de la Policía Local de Los Corrales y Cartes.
Problemas en la A-67
El Pas bajaba anoche por Puente Viesgo con un caudal de 400 metros cúbicos por segundo, lo que para la CHC significa superar incluso el umbral de 'prealerta', lo mismo que a su paso por Carandía, sin que se detectaran rebases. El resto de los ríos de la región presentaban caudales normales, con tendencia a crecer.
Y es que el agua fue omnipresente y en grandes cantidades durante toda la tarde y parte de la noche. Dificultó la circulación en algunos puntos, principalmente en todo el eje de la A-67. En una zona próxima a Los Corrales, en el kilómetro 176, un desprendimiento de tierra en la zona de La Cuesta acabó en la autovía y dejó impracticable uno de los carriles.
Carretera arriba, el agua se transformó en nieve a partir de Montabliz. Sobre todo en sentido ascendente, causó problemas a numerosos vehículos, y algunos acabaron cruzados. A la altura de Reinosa y en su comarca la nieve dejaba entro 8 y 10 centímetros, ralentizando la marcha por la autovía en determinados momentos y dificultando el tránsito por Pozazal, que anoche quedaba cerrado para vehículos pesados y exigía el uso de cadenas a los turismos.
No fue tampoco desdeñable el fuerte viento, que llegó a soplar por la tarde con rachas de hasta 100 kilómetros por hora, como las que se midieron en Santander, o las rachas de 97 en Reinosa o las superiores a los 90 en Santillana y San Vicente, ventoleras que en algunos puntos provocaron caída de árboles.
EA2CPG