La decena de personas que vive en el
edificio número once de la calle Clarín en Cangas del Narcea se llevaron
un buen susto ayer, cuando un inmenso argayo se llevó por delante el
terraplén que existe entre los chalés de la calle Santa Bárbara y la
propia calle Clarín y les obligó a desalojar sus casas. Al cierre de
esta edición los afectados desconocían aún cuándo podrían regresar a sus
pisos.
El argayo se produjo debido al mal
tiempo, por la acumulación de agua en el terraplén. El talud no aguantó y
toneladas de rocas y tierra se vinieron abajo. El suceso comenzó pasada
la medianoche. Los vecinos oyeron un ruido que, en un principio,
confundieron con truenos. Pero, al poco tiempo, el ruido se hizo mucho
más intenso y potente. Al ver lo que estaba sucediendo se avisó a la
Guardia Civil, a la Policía Local y a los Bomberos de Asturias.
La
inmensa mayoría de los vecinos de la zona, asustados, salieron a la
calle, donde estuvieron hasta pasadas las dos de la madrugada. Muchos de
ellos, y antes de que se produjese ninguna orden de evacuación,
decidieron por su cuenta ir a dormir a casa de familiares. También
pasaron miedo en la calle Santa Bárbara, en la zona de los chalés, desde
la que vieron caer el gran argayo.
El tamaño de esta «fana»,
que es como se llama a los argayos en Cangas del Narcea, asustó a
propios y extraños. Los destrozos que produjo fueron numerosos sobre
todo en las plantas bajas, en los garajes y en los primeros pisos de los
edificios comprendidos entre el 9 y el 15 de la calle Clarín.
La
zona está declarada como inestable, ahora mismo, por los técnicos
municipales del Ayuntamiento cangués, que desde primera hora estuvieron
inspeccionando el derrumbe para valorar los daños causados y estudiar la
situación en la se encuentra el talud para tratar de encontrar la mejor
solución posible a un problema que continúa estando presente. De hecho,
en la mañana de ayer, sobre el mediodía, las piedras seguían cayendo de
manera abundante y metiéndose en los garajes de los pisos afectados.
Ante
la posibilidad de que desprendimientos de menor intensidad se vayan
repitiendo, el Ayuntamiento cangués considera que la zona debe ser
intervenida lo antes posible para estabilizar y reforzar el muro y
asegura que el desalojo de los vecinos se mantendrá por precaución hasta
que pueda certificarse la completa seguridad del inmueble.
Además, el Consistorio está trabajando
para esclarecer la asunción de responsabilidades y la propiedad del
terreno, con el objetivo de que las obras de reparación puedan
acometerse con la mayor celeridad posible.
El concejal de
Urbanismo, José Ramón Puerto, hace un llamamiento a la tranquilidad: «Es
un gran susto, evidentemente, pero parece que lo más gordo ya ha
pasado. Posiblemente no vaya a más, pero serán los técnicos los que
digan qué medidas hay que tomar».
Puerto descartó que los
chalés de la calle Santa Bárbara puedan tener problemas de estabilidad
referidos a este argayo: «Salvo que haya algún otro movimiento y que,
realmente, se vaya la mitad de la montaña abajo entiendo que no. Hablo
no como técnico sino como político. Un geólogo lo ha estado mirando y
esperamos un informe detallado sobre las soluciones para estabilizar
este talud y que no vaya a más».
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