Llevamos, como quien dice, diez días seguidos de lluvias. Desde el día 12 las precipitaciones han sido tercas, incansables como un martillo pilón hasta conseguir saturar de agua el suelo. Y lo que nos queda. Porque aún viene más agua.
De momento hoy martes tres puertos de montaña se encuentran cerrados al tráfico a causa de la nieve, todos ellos en la red autonómica de carreteras, según la información que proporciona la Dirección General de Obras Públicas del Gobierno regional.
Se trata de Lunada en la CA-643; Estacas de Trueba, en la CA-631; además del acceso al Mirador Fuente del Chivo, en la CA-916, que esta cerrado todo el invierno. Además es necesario el uso de cadenas para transitar por el puerto de La Sía, en la CA-665, y se recomienda circular con precaución por el de Palombera, en la CA-280, por la presencia de nieve entre los kilómetros 0,00 al 42,800.
También hay que circular con atención por el puerto de Alto Campoo, en la CA-183 (Reinosa-Brañavieja); por el de Piedrasluengas, en la CA-184; por la CA-185 (Potes-Fuente De); y por la CA-281 (Puentenansa-Piedrasluengas).
A ello se suma otra consecuencia de la alerta naranja por fenomenos costeros adversos en la costa. Y es que la estación oceano-meteorológica Augusto González de Linares (Boya AGL) que el Instituto Español de Oceanografía (IEO) tiene instalada al Norte de Cabo Mayor, en Santander, ha registrado en las últimas horas olas que han superado los 7 metros de altura.
En concreto, estos valores se han superado a las 20.00 horas, las 21.00 y las 22.00 horas de este lunes, cuando la Boya AGL registró un oleaje de 7,15, 7,5, y 7,38 metros respectivamente, mientras a las doce de la noche casi se alcanzaron los siete metros (6,91.
A partir de esa hora, y hasta las cuatro de esta madrugada, último dato proporcionado hasta el momento por la estación oceano-meteorológica, la altura del oleaje ha superado los seis metros en todas las mediciones.
Las previsiones no mejoran, más agua y más frio
Estos días han pasado por Cantabria varios frentes y hasta una 'ciclogénesis explosiva', pero están por llegar esta semana dos pequeñas borrascas y sus respectivas bandas de nubes. Y con ellas más precipitaciones. El anticipo lo pone José Luis Arteche, delegado de Aemet: «Empeora nuevamente».
¿Y como se traduce eso? Así: a partir de hoy se intensifican nuevamente las precipitaciones, aunque no serán tan copiosas como la pasada semana, apunta Arteche. Los frentes vienen acompañados de vientos del Noroeste, que soplarán fuertes en el litoral, y, para redondear, la nieve puede hacerse presente en cotas bastante bajas. Quizá hasta los 300/400 metros.
De modo que, con este pronostico en ciernes, se vislumbran dos posibles problemas en toda la región. Uno referido a carreteras y comunicaciones, especialmente el miércoles, jornada en la que más baja estará situada la cota de nieve y en la que las posibilidades de precipitaciones son casi del cien por cien. De hecho, ya se anuncia una alerta amarilla por nevadas para hoy y mañana en toda la región, excepto en el litoral. Aquí habrá alerta naranja por fenómenos costeros, es decir temporal en el mar y grandes olas, de hasta seis metros, en la costa.
Y el segundo problema se refiere, nuevamente, a los ríos y cauces. «Las precipitaciones no serán de gran cantidad o, por lo menos, no tanto como las de la pasada semana», señala Arteche, «pero tal y como está de empapado el terreno, los ríos pueden volver a recargarse». Se refiere el meteorólogo a que con el nivel freático casi a ras de suelo «el agua se escurre y resbala y la respuesta en forma de crecida es rápida».
De momento, el caudal de todos los ríos de Cantabria se ha situado en niveles de normalidad, lejos del umbral de seguimiento, según los datos de ayer de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC). Pero no es menos cierto que tal situación puede cambiar en cuestión de horas, como ya sucedió la noche del sábado y la mañana del domingo en ríos como el Pas, que llegó a superar el nivel de prealerta, y de otro otros como Besaya, Deva, Asón, Miera o Pisueña, que estuvieron rozando aquel umbral.
nadecuadas actuaciones
Con ser muy importante esa capacidad de desagüe de los ríos principales, la lupa debiera ponerse en los pequeños cauces, en esos arroyos -a veces torrenteras- que, como ha sucedido este fin de semana en el valle de Buelna, causan muchos más daños. «En algunos casos, debido a la orografía, esos pequeños afluentes presentan una pendiente enorme» explica César Álvarez, profesor de la Universidad de Cantabria del Área de Hidráulica e integrante del Instituto de Hidráulica, «y el agua baja a unas velocidades capaces de arrastrar de todo, lo que reduce la capacidad hidráulica de los ríos».
Pero Álvarez apunta otra circunstancia que hace que esas escorrentías provoquen daños y problemas. La actuación humana. En algunos casos de forma inadecuada. «En esas cuencas pequeñas, cuando baja poca agua, alguien los encauza poniendo un tubo que cree suficiente, y cuando viene fuerte el agua supera la canalización, rebasa y busca su propio curso. O cuando ponen esos pequeños puentes, que aunque están sujetos a un dimensionamiento determinado, luego hacen un paso que ocurre lo que ocurre...»
Con todo, el principal remedio para reducir los daños por inundaciones en las poblaciones «es la ordenación del territorio, que en la planificación urbana se tengan en cuenta las posibles zonas inundables. Y no solo como herramienta de consulta. Sino para respetarla y cumplirla». Álvarez considera que «la única solución», pasa «por definir las zonas y evitar que se ocupen con actividades sensibles, como viviendas o colegios. Los antiguos ya lo hacían», explica este profesor de la UC, «al poner las iglesias y los pueblos fuera de las zonas inundables». Álvarez es claro: «Cantabria ha adolecido de esta planificación».
Por último, el servicio ferroviario recuperó la normalidad al funcionar ayer ya desde primera hora. Adif logró limpiar y reparar los daños causados por argayos y torrenteras en la vía el sábado cerca de Los Corrales.
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