Cuando comenzaba a prepararse para el aterrizaje, un rayo
alcanzó el motor derecho de la nave, produciendo al momento un incendio.
El vuelo TK2348 Estambul-Izmir, con 112 pasajeros a bordo,
se convirtió en una gran bola de fuego en plena noche para gran asombro de los
habitantes de la zona. El comandante trató en todo momento de mantener la
trayectoria correcta del avión mientras lo hacía descender.
La pericia del piloto permitió que, tras una serie de
difíciles maniobras, el aparato lograra tomar tierra a medianoche del viernes
en el aeropuerto turco de Adnan Menderes. Los bomberos que acudieron a sofocar
el incendio lograron apagarlo y evacuar a los pasajeros y la tripulación, entre
la que no hubo víctimas mortales ni heridos.
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