El fuerte oleaje (la costa cántabra se encontraba ayer de
nuevo en alerta naranja por grandes olas) y la pleamar dieron ayer un
buen susto a los pescadores, curiosos, surfistas y fotógrafos
aficionados que se encontraban por la tarde en el espigón del hotel
Chiqui contemplando el espectáculo de la fuerza del mar rompiendo contra
la costa. Un golpe de mar sorprendió a todos, lo que obligó a
intervenir con rapidez a la Policía Local de Santander y a los servicios
de Protección Civil para desalojar la zona, primero; retirar los coches
que se encontraban aparcados en la avenida, segundo; y proceder a
cortar la zona para evitar nuevos sustos, tercero.
Y es que, sorprendentemente, el Ayuntamiento no había
cortado la avenida García Lago como hace habitualmente cuando los
meteorólogos lanzan los avisos de alerta. Así que, tras el primer
susto, unas doscientas personas aproximadamente tuvieron que ser
advertidas para abandonar la zona. Los agentes de la policía procedieron
a acordonar la zona desde el espigón hasta la glorieta de García Lago
e, incluso, los vehículos que tenían que acceder hasta el hotel sólo
podían hacerlo si el automóvil era aparcado en el parking subterráneo.
Sobre las siete de la tarde, las olas en esta zona de El
Sardinero registraban una altura de 3,7 metros de alto, con periodos de
14 segundos. Aunque la jornada fue mucho más tranquila que la del lunes
-cuando en la mar se dejaron notar los efectos del ciclón 'Jolle'- la
boya de la Red Vigía situada frente a la Virgen del Mar registró una ola
máxima de 8,9 metros.
«A pesar del peligro que representa, la gente, a veces,
es muy remisa a escuchar los consejos que les damos», explicaba ayer uno
de los agentes que custodiaban la entrada a la avenida García Lago.
«Varias veces he tenido que insistir a un hombre mayor para que
abandonara la zona». Y es que la curiosidad mandó ayer para casa a más
de una persona empapada de la cabeza a los pies y con un buen susto en
el cuerpo: «La gente se acoda en la barandilla para ver cómo cogemos las
olas, y no se dan cuenta de que representa un peligro», explicaba uno
de los surfistas que ayer dio el aviso del efecto del fuerte oleaje.
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