El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lamentó hoy la estela
de muerte y destrucción que dejó a su paso por Filipinas el tifón
“Bopha” y ofreció la ayuda del organismo internacional para atender a
los damnificados.
Ban “está apenado por la pérdida de vidas humanas y los graves daños a
las viviendas e infraestructuras en Filipinas por el tifón “Bopha”, el
segundo que golpea este año a la isla de Mindanao”, afirmó el portavoz
de la ONU, Martin Nesirky.
El secretario general trasladó sus “sinceras condolencias” al
Gobierno y al pueblo filipino por la tragedia, en especial a los
familiares de los fallecidos y a quienes perdieron sus viviendas por
culpa del tifón.
Ban dijo que Naciones Unidas está preparada para ofrecer asistencia
humanitaria y de emergencia a Filipinas y para movilizar la ayuda de la
comunidad internacional para responder al desastre meteorológico.
Las autoridades de Filipinas elevaron hoy a cerca de 350 los muertos
causados por el tifón “Bopha”, mientras aparecen más cadáveres entre los
escombros a causa del temporal que con fuertes vientos y copiosas
lluvias afecta al país desde hace dos días.
El director ejecutivo del Consejo Nacional para la Prevención y
Respuesta de Desastres, Benito Ramos, advirtió de que esperan que el
número de víctimas mortales final “suba porque todavía hay muchos
desaparecidos”.
El número de personas damnificadas asciende a cinco millones en 26
provincias del país, de las que 348.392 se encontraban en 541 centros de
acogida, según los datos de la agencia oficial encargada de coordinar
los esfuerzos.
El Gobierno filipino se había preparado para la llegada de “Pablo”,
nombre local que le han dado a este tifón, la decimosexta tormenta del
año, con la reubicación de las personas en zonas de riesgo y la
suspensión de las clases, entre otras medidas.
“Bopha” ha resultado ser el peor tifón este año y cierra una
temporada que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre.
El
huracán, con vientos de unos 130 kilómetros por hora, se desplaza hoy
por el Mar de China Meridional y afecta a la isla de Borneo, donde las
autoridades indonesias han avisado del peligro a los habitantes en su
territorio.
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