Cuatro de las líneas de trenes subterráneos que abastecen la demanda de transporte de los habitantes de esta región argentina -en la que residen y trabajan más de 5 millones de habitantes- al igual que tres de los tendidos ferroviarios, se encuentran suspendidos porque las vías están anegadas.
El aeropuerto de Buenos Aires fue cerrado mientras que las principales vías de ingreso y egreso de esta ciudad se presentan inundadas e intransitables en largos tramos.
Esta fue la segunda emergencia del día, pues desde las 9:30 hora local (1230 GMT) una nube tóxica cubrió una buena parte de la ciudad, lo que obligó a la evacuación de unas 130.000 personas de sus lugares de trabajo como medida de prevención.
A la nube tóxica generada en el puerto de Buenos
Aires y controlada al mediodía le siguió una fuerte tormenta que provocó
el colapso de la ciudad.
Servicios de transporte interrumpidos, calles
transformadas en ríos, cortes de suministros eléctricos, escenas
impactantes por más que se repitan frente a lluvias fuera de promedio.
Esta vez cayeron 112 milímetros de agua en una hora, según informó el
gobierno porteño.Tal como ocurrió el 9 de noviembre pasado, cuando en tres horas se registró una tormenta de 75 milímetros, pudo observarse a vehículos llevados por el agua en los canales en que se convirtieron varias calles.
Uno de los lugares donde se verificó más la fuerza de esa corriente fue Cabildo y Blanco Encalada, en el barrio de Belgrano, donde bomberos improvisaron un cordón de seguridad para asegurar el cruce de peatones. El agua casi llegaba allí a la cintura de las personas.
al como ya ocurrió al menos tres veces en los últimos dos meses, los autos estacionados comenzaron a flotar libremente por las calles. Algunos vecinos salieron a navegar en kayak e, incluso, en Palermo, un joven intentó desplazarse con una tabla de wind surf.
Estos fenómenos climáticos de corta duración pero de efectos extremos se reiteran con mayor naturalidad, según coinciden los meteorólogos locales. En este caso se generaron inusitadas mediciones en la precipitación de algunos barrios, con registros más altos en Colegiales (157 mm), Palermo (150 mm), Recoleta (123 mm), Boedo (111 mm), Villa Ortúzar (110 mm), Mataderos (70 mm), Villa Lugano (64 mm) y Parque Avellaneda (56 mm).
Un trayecto en automóvil desde Cabildo y Virrey del Pino hasta el centro demandó más de dos horas, debido a la congestión de tránsito y a las calles de imposible circulación por el agua. Los comercios en Belgrano, otra vez, resultaron afectados por el temporal. En la Avenida del Libertador, en la zona de Retiro, el agua ocupó espacios como pocas veces antes. Frente al Automóvil Club Argentino, en la esquina de Tagle, apenas dos carriles mano al centro estaban operables. En la avenida Cabildo hubo que cerrar el viaducto Carranza, que estaba totalmente inundado.
A los vecinos, en tanto, se les volvió una odisea el regreso a casa. Amplias zonas sin luz, semáforos que estaban fuera de servicio, pasos a bajo nivel inundados, ayudaron a generar un caos de proporciones.
Además, la inundación de los túneles del subte ocasionó la interrupción del servicio durante varias horas en las seis líneas y también en el Premetro, especialmente en los momentos de mayor concurrencia de usuarios que dejaban sus labores cotidianas.
Por huelga o lluvia, ésta fue una semana de uso complicado del subterráneo. Al sistema ferroviario no le fue mucho mejor. Hubo demoras en todas las líneas suburbanas, y en el Belgrano Norte, corte total del servicio por el desmoronamiento de dos terraplenes (ver aparte).
La operación del aeroparque metropolitano fue reducida por las condiciones climáticas, mientras que en muchas zonas se cortó el suministro de energía en procura de evitar accidentes callejeros.
Entre los barrios que sufrieron esos cortes de electricidad figuraron Belgrano, Palermo y Saavedra. La zona norte de la ciudad fue la más castigada por la lluvia, aunque los cortes de energía como prevención llegaron además a La Boca y Barracas. El subsecretario de Emergencia de la ciudad, Néstor Nicolás, explicó que el agua llegó a una altura de un metro y medio en la avenida Crámer. "Ordenamos cortes de calles para evitar que los autos entraran en las zonas complicadas".
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