El balance del temporal ha sido desolador: un fallecido en Irun y miles de afectados en Gipuzkoa. Casas, comercios, cerca de quinientas empresas, coches, bares, garajes, calles, todo estaba teñido del color del lodo y cuando no, empapado por el agua. «Ha sido un desastre; lo hemos perdido casi todo», aseguraba José Mari, el dueño de una empresa de distribución de vinos y licores de Hernani. Y como él se encontraban ayer miles de guipuzcoanos que el domingo vieron cómo en apenas veinticuatro horas el río se llevaba por delante parte de sus enseres.
El día comenzó ayer muy temprano para todos ellos. Tras las horas de angustia de la víspera y la madrugada, llegaba el momento de ver a plena luz del día las consecuencias del desastre; era la hora de los balances, de dar cuenta al seguro y, por supuesto, el momento del zafarrancho.
El consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares se reunió con representantes de la Diputación y con responsables de los municipios afectados con el fin de analizar la situación. Los participantes convinieron en que los seguros contratados por particulares e instituciones, el Consorcio de Compensación de Seguros y las ayudas previstas en el Real Decreto 307/2005 que regula las situaciones de catástrofe, permitirán paliar los daños generados. Esta norma sustituye a la anterior de declaración de zona catastrófica.
A partir de este momento se habilitarán oficinas o sistemas de información en todos los municipios al objeto de facilitar a los afectados todos los datos que necesiten para poder tramitar los expedientes ante los seguros correspondientes. Al término de la reunión, Ares insistió en la necesidad de que los consistorios y los ciudadanos hagan inventarios de las pérdidas sufridas para, «a partir de ahí, tramitar las solicitudes a los correspondientes seguros y en todo caso también las ayudas a las que puedan tener derecho de acuerdo con la legislación vigente. Anunció asimismo que el Gobierno Vasco y la Diputación habilitarán a su vez una oficina para apoyar el trabajo de los consistorios.
Pero mientras las ayudas llegan, en las zona afectadas se esforzaban por recuperar la normalidad. En el barrio donostiarra de Txomin Enea todavía ayer quedaban vecinos por ser rescatados de sus casas. Lanchas de la DYA, Cruz Roja y Brigada Móvil de la Ertzaintza ayudaron a algunos residentes a salir de sus viviendas. Habían pasado la noche en vela.
A lo largo del cauce bajo del Urumea, desde Hernani hasta Donostia, la estampa era muy parecida. Los restos de la crecida eran más que visibles. Lodos, ramas y otros desechos que habían sido arrastrados por el río permanecían diseminados por calles, aceras y hasta dentro de portales, casas, bares, empresas e incluso en el patio escolar del barrio de Martutene.
El alcalde donostiarra, Juan Karlos Izagirre, cifró en 2.400 el número de personas damnificadas en San Sebastián, de las que 100 tuvieron que ser evacuadas. De éstas, 30 fueron realojadas por los servicios sociales del Ayuntamiento, 12 unidades familiares, con menores a su cargo, en pisos de emergencia, mientras que 18 durmieron en el polideportivo Gasca.
Las playas de la capital amanecieron cubiertas de maderas, plásticos y demás material flotante transportado por la riada.
«Nada que hacer»
Río arriba, en Astigarraga, el panorama era parecido. Decenas de particulares y trabajadores de las empresas se afanaban en las tareas de limpieza. Enfundados en botas de goma y provistos de palas y escobones, retiraban el barro y el agua que se había acumulado.
Hernani afrontaba una situación similar. El agua anegaba todavía ayer el campo de rugby de Landare, mientras que el de Zubipe permanecía cubierto de barro. José Mari y Joaquín trabajan en el polígono industrial de Eziago, donde más de medio centenar de empresas se vieron afectadas por la crecida. «La gente no se puede imaginar cómo estaba esto el domingo. El área industrial era un río. Cuando vi que el agua me llegaba ya hasta el pecho y la corriente empezaba a arrastrarme me percaté de que no había nada que hacer, que era mejor abandonar», dijo el propietario de una de la empresas afectadas. «Esto es un desastre», sentenció. En los barrios de Karabel, Puerto y la Florida, las tareas de limpieza ocupaban a los vecinos.
En la cuenta del Oria, la situación no distaba mucho de la del Urumea. En Tolosa, alrededor de cincuenta se vieron afectadas por la riada. El polígono industrial de Usabal-Amaroz, quedó seriamente dañado. El río Araxes, que circunda esta zona, se desbordó y el agua entró en la mayoría de las industrias, con consecuencias muy graves para muchas de ellas. En fábricas como Basalan, Goxots, Eceiza, Licar, Olano o la sidrería Usabal, la afección fue importante, informa Juanma Goñi.
Aguas más abajo, en Villabona y Zizurkil y Andoain, los damnificados limpiaban sus propiedades al tiempo que los servicios públicos retiraban el barro de las calles. Se estima que en toda Gipuzkoa cerca de medio millar de empresas sufrieron los efectos de las lluvias. Algunas tardarán más de una semana en reiniciar la actividad.
Pese a la mejoría de las últimas horas y al descenso del nivel del caudal de los ríos, la red de carreteras de Gipuzkoa presentaba graves complicaciones. Varios accesos a Martutene estuvieron temporalmente cerrados al tráfico rodado. El paso subterráneo que comunica la autovía del Urumea con el Polígono 27 se hallaba inundado, por lo que únicamente se podía acceder al barrio por Astigarraga. La entrada a Hernani por Akarregi también estuvo cortada a primera hora. No obstante, con el discurrir de la mañana, algunas vías quedaron de nuevo abiertas. En la red principal de carreteras seguían cortadas a la circulación la N-634, entre Zarautz y Getaria, además de un ramal de la GI-20 en la zona de Aritzeta. El tramo entre la rotonda de Deba y el cruce del Calvario, en la N-634, fue abierto por la tarde.
Las balsas de agua se repartían por distintos puntos del territorio. Había igualmente corrimientos de tierra en las curvas de Bazkardo (Andoain), Berastegi, Soraluze, Beizama, Orexa, Baliarrain y Brinkola. Brigadas forales trabajaban en la retirada de los obstáculos y algunas de las vías fueron reabiertas durante la tarde. Eusko Tren informó de que el servicio de la línea Bilbao-Donostia que el domingo se vio interrumpido entre Elgoibar y Zumaia así como en Usurbil fue restablecido.
Por la tarde, 240 abonados de la compañía Iberdrola seguían sin suministro eléctrico en Martutene y Hernani.
Y mientras Gipuzkoa trataba de recuperar la normalidad, los equipos de rescate hallaron por la tarde el cuerpo sin vida al vecino de Irun que el domingo desapareció tras caer a una regata en una zona de huertas del barrio de Ventas.
VIDEO DE INUNDACIONES:
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