El temporal que ayer azotó la Comunitat dejó un drama a su paso por Castellón. Una tromba de agua acabó con la vida de cuatro miembros de una familia en Onda. Las víctimas son un niño de 6 años, su madre de 42 y los abuelos maternos, un matrimonio de 79 y 81 años. Se trata del mayor siniestro causado por la lluvia en una década en España.
Según fuentes policiales, la tragedia se gestó sobre las cinco y media de la tarde, aunque el vehículo donde circulaban no fue localizado hasta las siete. La familia se vio rodeada por el agua en la zona del Tossalet, en el conocido como Río Seco, en el camino viejo de Betxí a Onda. Se trata de una zona que suele inundarse cuando llueve.
Todos viajaban en el mismo turismo y regresaban de pasar el fin de semana en la casa de campo que tenían en el Club de Campo. La mujer llegó a contactar con su marido y con Emergencias antes de morir, mientras la corriente arrastraba el coche. Inicialmente fueron encontrados los cuerpos de los tres adultos. El cadáver del pequeño fue localizado por los bomberos más tarde dentro del vehículo, arrastrado por la corriente a unos 500 metros del paso inundado de la carretera.
Anoche el conseller de Gobernación, Serafín Castellano, se desplazó a esta zona de Castellón, la más afectada por el temporal, para conocer de primera mano los daños causados por las intensas lluvias. Hoy está previsto que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, visite las localidades más afectadas. Ayer, trasladó sus condolencias a los familiares de las víctimas
El presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner, calificó el suceso de «terrible acontecimiento». «Se trataba de una familia muy conocida», destacó tras entrevistarse con el alcalde. «Sus parientes se aferraban a un hilo de esperanza de encontrarles con vida».
A lo largo de la jornada, el 112 gestionó 271 incidentes relacionados con las lluvias en la provincia de Castellón (173 del Baix Maestrat y 59 en la Plana Baixa). Vinaròs fue uno de los puntos críticos. Un aguacero con más de 200 litros por metro cuadrado dejó a decenas de vecinos aislados en sus casas o dentro de sus coches. En la zona norte de Castellón, las calles llegaron a acumular hasta medio metro de agua, se cortaran las comunicaciones y se desbordaron algunos barrancos y ramblas.
La fuerza de las tormentas de ayer arrasaron con todo: coches, contenedores... Mientras, en la comarca del Maestrat se recuperaban de las intensas lluvias de la madrugada del domingo, el resto de la provincia vio ayer como, en cuestión, de minutos varias tormentas asolaban las calles y las zonas más bajas de las localidades.
70 peticiones de auxilio
Los problemas se sucedieron con especial intensidad en Vinaròs, Benicarló y Peñíscola, así como Traiguera, que también se vio expuesta a los estragos del temporal. En la madrugada del domingo los bomberos no pararon de trabajar al recibir cientos de llamadas de personas que se habían quedado atrapadas en sus vehículos. Tal fue el número de peticiones de auxilio (más de 70) que los bomberos tuvieron que pedir colaboración a voluntarios y efectivos de otros parques de bomberos de la provincia.
La carretera N-340 tuvo que ser cortada al tráfico hasta la una de la madrugada. También el acceso a Ulldecona quedó inhabilitado para el tráfico por el agua. Los barrancos del Saboner y el Triador no pudieron asumir toda la avenida de agua que llevaban en su caudal.
Alrededor de las tres de la tarde dejó de llover en Vinaròs y se pudieron reabrir los accesos al municipio. También se restableció el suministro eléctrico y, poco a poco, el pueblo fue recobrando a la normalidad. Las consecuencias de la tromba se dejaron notar en la localidad con inundaciones generalizadas en bajos, garajes y calles, así como en los pasos subterráneos que cruzan la N-340 y unen el casco urbano de la ciudad con la zona del hospital comarca y estación de ferrocarril. También el aparcamiento del hospital requirió la presencia de bomberos para achicar.
La zona norte de la ciudad fue la más afectada, con chalés y garajes inundados. En el centro de la ciudad el agua alcanzó medio metro de altura en la plaza de San Valente, donde se taponaron los desagües y se inundaron muchos comercios. También la calle Sant Pasqual vio cómo el agua dejaba una marca en 50 centímetros, mientras que en el aparcamiento subterráneo municipal del Paseo Marítimo alcanzaba los 20.
Benicarló se vio algo menos afectada que su municipio vecino y en Peñíscola la lluvia también fue intensa. Se contabilizaron hasta 80 litros por metro cuadrado en muy poco tiempo, lo que hizo que quedara cerrado el acceso a varios puentes. Los apagones afectaron a vecinos en la mayoría de las localidades de Castellón.
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