Alison Redford, la primera ministra de la provincia de Alberta, donde se encuentra Calgary, dijo que las inundaciones han sido las más graves nunca padecidas por el territorio y uno de los desastres naturales más graves en la historia de Canadá.
Redford no ha querido valorar los daños causados por las aguas en la provincia que en los últimos años se ha convertido en el motor económico de Canadá gracias a la explotación de sus vastos recursos petroleros en las arenas bituminosas del norte de Alberta.
Los expertos estiman que las reservas de crudo enterradas en el subsuelo de Alberta son las terceras mayores del mundo, sólo por detrás de las de Arabia Saudí y Venezuela.
Las principales explotaciones petrolíferas se han salvado de la violencia de las lluvias torrenciales y las inundaciones pero varios gasoductos y oleoductos sufrieron daños.
Hoy, las autoridades de la provincia anunciaron que en las últimas horas el número fallecidos se elevó a cuatro después de que los equipos de rescate descubriesen el cuerpo de una anciana en su apartamento en Calgary.
En Calgary, una ciudad de 1,1 millones de habitantes que evacuó a casi un 10 % de su población ante la crecida de los río Bow y Elbow que atraviesan la localidad, las autoridades municipales se esforzaban en restaurar la energía eléctrica en el centro de la ciudad.
En total, unas 200.000 personas en toda la provincia fueron evacuadas por las masivas inundaciones que se iniciaron el miércoles con lluvias torrenciales al noroeste de Calgary, en la falda oriental de las Montañas Rocosas.
Hoy, el alcalde Calgary, Naheed Nenshi, solicitó 1.000 voluntarios para ayudar a volver a parte de los 100.000 residentes que se vieron obligados a abandonar sus hogares.
Mientras, ya han empezado las tareas de limpieza del centro urbano, donde se concentra la actividad comercial de la ciudad incluidas las oficinas centrales de las principales compañías petrolíferas del país.