Más de medio centenar de reactores nucleares europeos, 54, ha calculado
mal su riesgo de sufrir un terremoto y otros 62 han valorado
erróneamente su riesgo de inundación, según los resultados finales de las pruebas de resistencia realizadas a los 145 reactores europeos tras el accidente de Fukushima en marzo de 2011.
El comisario europeo de Energía, el alemán Günter Oettinger, ha
calificado esta mañana de “éxito” las pruebas. “El balance es
satisfactorio, pero no tenemos motivos para congratularnos en exceso”,
ha puntualizado.
El coste de las mejoras en la seguridad se situará entre 10.000 y 25.000 millones de euros, según los datos de la Comisión Europea, que estima entre 30 y 200 millones por reactor. En España hay ocho unidades.
Los inspectores han hallado 32 reactores que todavía no están
equipados con sistemas de ventilación filtrada del recinto de
contención, para facilitar la despresurización segura de los reactores y
evitar fugas y explosiones como en Fukushima.
Sin equipos para medir seísmos
El informe también señala que 121 reactores europeos deberían
instalar instrumentos para medir terremotos o mejorar los que ya poseen.
En 24 reactores, incluso, no existe sala de control de emergencia de
reserva para coger las riendas en caso de accidente en la sala de
control principal. Y en otros 81 reactores los equipos de emergencia
para enfrentarse a accidentes graves están almacenados en lugares que
serían afectados en caso de destrucción generalizada del recinto.
El objetivo de las pruebas era examinar la resistencia de las
centrales atómicas frente a posibles inundaciones y terremotos que
pudieran provocar los mismos efectos que el tsunami del 11 de marzo de
2011 que barrió la central de Fukushima.
Según el comunicado de la Comisión Europea,
“las normas de seguridad de las centrales nucleares son, en general,
altas en Europa, pero se recomienda la introducción de mejoras en las
características de seguridad de casi todas las centrales nucleares
europeas”.
Lluvias torrenciales y sequías extremas
Para España, el informe sugiere instalar sistemas de ventilación
filtrada del recinto de contención en los reactores y evaluar el
verdadero riesgo de sufrir lluvias torrenciales catastróficas y sequías
extremas, que pueden poner en peligro el sistema de refrigeración.
Además, el informe insta a los reactores españoles, salvo al de Trillo, a
instalar sistemas de prevención de explosiones de hidrógeno en caso de
accidente.
Los expertos también recomiendan que las autoridades tengan en cuenta
los datos paleosísmicos, sobre fallas activas que tiemblan cada miles
de años y que en los últimos años han estudiado los geólogos. Gracias al
estudio de los sedimentos y del escalón creado por el temblor en una
falla histórica, los especialistas pueden saber la fecha del seísmo y su
magnitud, aunque ocurriera hace miles de años.
El mapa de peligrosidad sísmica que elabora el Instituto Geográfico
Nacional sólo dispone de datos obtenidos con sismógrafos en el último
siglo y de testimonios de historiadores. Las nucleares no tienen en
cuenta estas fallas con temblores prehistóricos.