Causas desconocidas han provocado el derrumbe del techado y de un
muro de la sala de máquinas de la central ucrania de Chernóbil, famosa
por la catástrofe nuclear que allí se produjo cuando en 1986 se incendió
uno de sus reactores. El lugar del derrumbe, ocurrido el martes, está a
decenas de metros del sarcófago que protege el reactor dañado y no ha
causado ni víctimas ni cambios en los niveles de radiación, subrayaron
las autoridades de la central en un comunicado.
El sarcófago, que se levantó poco después del accidente nuclear para impedir la propagación de la radiación, está agrietado y produce fugas,
por lo que se está construyendo uno nuevo. El año pasado, precisamente
para el 26 aniversario de la catástrofe, el presidente Víctor Yanukóvich
inauguró el inicio de las obras para aislar herméticamente el reactor
número cuatro, que explotó el 26 de abril de 1986.
Después del accidente, que contaminó una extensión de 150.000
kilómetros cuadrados en lo que hoy son los países independientes de
Bielorrusia la más afectada, Ucrania y Rusia, se tardaron seis meses
en aislar el reactor con un recubrimiento de acero y hormigón. La
población aledaña a la central fue evacuada y se declaró una zona de
exclusión en un radio de 30 kilómetros a la redonda, que, aunque todavía
vigente, se ha visto repoblado en parte por algunos de sus antiguos
habitantes.
El nuevo sarcófago en construcción
constituye una gigantesca bóveda de acero que, con sus cuatro piezas en
forma de arco, tendrá un peso total de más de 20.000 toneladas. Las
dimensiones, una vez finalizado, serán de 257 metros de largo, por 150
de ancho y 108 de alto. Las obras deberán terminar, en principio, para
el 2018 y se prevé también la creación de un cementerio nuclear para
enterrar los desechos radiactivos que se encuentran bajo el actual
sarcófago, además de los de los otros tres reactores de Chernóbil.
A pesar de la catástrofe de 1986, Ucrania no solo no ha renunciado a
la energía nuclear, sino que tiene planes de ampliarla. El cementerio de
Chernóbil acogerá asimismo los residuos de las otras centrales del país las de Jemlnítski, Rovno, Ucrania del Sur y Zaporozhie y las de los
reactores que construyan en el futuro.
Aunque no se sabe con certeza qué fue lo que causó el derrumbe del
martes, algunos expertos, como Olga Kosharnaya, piensan que se debe a la
rápida degradación sufrida por los materiales de construcción bajo los
efectos de la radiación.
Mientras tanto, en Ucrania se estudia la conveniencia de demoler los
edificios de vivienda de la abandonada ciudad de Pripiat y enterrar sus
escombros radiactivos. Sin embargo, hay opositores a la idea que
argumentan que la medida significará un duro golpe para el turismo
especializado en excursiones a la zona de Chernóbil. En cualquier caso,
incluso si se decide acabar con Pripiat, ello no sucederá en los dos
próximos años debido a la falta de financiación.