La comida, el abrigo y el techo gratis están atrayendo a los campamentos de damnificados de Lorca a personas que no son víctimas del terremoto, según han confirmado a ABC varias fuentes que trabajan en el operativo de emergencia. Afirman que estos ciudadanos, llegados en mayor número a lo largo del fin de semana, podrían poner en peligro el equilibrio social por el que se afanan cientos de funcionarios, otros trabajadores y voluntarios.
En el campamento del Huerto de la Rueda, donde ya hoy habrá agua corriente, unas 2.250 personas, de las que 650 son niños, han tenido que registrarse en las últimas horas. Es el requisito para recibir una tarjeta que les reconoce como vecinos del lugar y les da derecho a recibir comida, abrigo, utensilios de higiene o una tienda de campaña. Con este censo «pretendemos mantener algo tan importante como la equidad», explica Carlos Urquía, de Cruz Roja. Es una forma de controlar a quién se acoge y de tratar de evitar la picaresca no sólo de los que no son víctimas sino de los que tratan de abusar haciendo más de una vez las colas del reparto.
«Entendemos que el terremoto origina una serie de consecuencias colaterales ligadas a la realidad social del entorno. Nosotros atendemos a todo el que llega sin diferenciar razas, religiones o nacionalidades», añade Urquía sin querer adentrarse en arenas movedizas como miembro de Cruz Roja. «Lo que pasa es que aquí hay mucha gente que no es de Lorca», admite un mando de la Legión que pide el anonimato y que insiste en que ya ha habido «varias trifulcas».
«Hay unos cuantos que se han apostado en el hospital de campaña y a los que tratan de desalojarlos les llaman racistas», añade el legionario. Un miembro del equipo del 061 reconoce a ABC que necesitan unas instalaciones y hay inmigrantes que se resisten a abandonarlas.
Delante de las tiendas del hospital hay tensión, gritos y discusiones a ratos. Una veintena de miembros de la Unidad de Intervención de la Policía (UIP) controlan que los sanitarios y los miembros de Cruz Roja puedan continar con su labor. «Hay un efecto llamada. Todos estos viven normalmente debajo de los puentes y este es el momento de comer gratis y conseguir una casa», afirma un sanitario lorquino.
El presidente regional, Ramón Luis Valcárcel, reconoce que puede haber cierta población necesitada que llega hasta Lorca al olor de la solidaridad oficial, pero «yo no lo llamaría ni picaresca», dijo a Radio Nacional.El campamento estará funcionando el tiempo que «las circunstancias y las autoridades nos indiquen», estima Carlos Urquía. «Queda mucho por hacer» y el dispositivo con los militares permanecerá el «tiempo que sea necesario», dijo ayer la ministra de Defensa Carme Chacón durante una reunión por vídeoconferencia con responsables de la UME desplazados a Lorca.
«BUEN COMPORTAMIENTO»
En esa misma reunión el teniente coronel Jesús Serrano destacó a la ministra el «comportamiento ejemplar» de los ciudadanos y dijo que sólo se había registrado un incidente en el reparto de la cena el viernes. El mando militar señaló asimismo que en estos momentos se encuentran en la zona 630 militares, de los cuales 476 pertenecen a la UME y 154 al Ejército de Tierra, además de 195 vehículos, cincuenta de ellos del Ejército y ha comentado que han distribuido cerca de 6.000 raciones de comida, 3.000 litros de agua, 850 mantas y 250 kits de higiene.
A partir de hoy se van a realizar relevos de personas cada 72 horas para que descansen en sus bases de origen otras 72.
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