Que los pepinos sean españoles no implica necesariamente que la bacteria Escherichia coli que ha causado una crisis sanitaria en Alemania lo sea. Ese fue el argumento ayer de las ministras españolas más directamente implicadas por la crisis, la de Agricultura, Rosa Aguilar, y la de Sanidad, Leire Pajín, después del Consejo de Ministros.
El asunto es importante. Si se demuestra que la bacteria llegó a los pepinos en origen, estaría en entredicho la seguridad alimentaria y los controles de las plantaciones. Si no, puede deberse a un problema en el transporte o en el almacenamiento en el lugar de destino. O, incluso, en la manipulación posterior por los mayoristas.
"No se sabe dónde se ha podido producir la contaminación", dijo ayer Aguilar. "Ha podido ser fuera del país de origen". Pajín apuntó al transporte como una hipótesis probable. Con más contundencia todavía, el presidente de la Organización Interprofesional de Frutas y Hortalizas de Andalucía (Hortyfruta), Fulgencio Torres, apuntó que el foco de E. coli podría estar "en destino", ya que los análisis realizados en origen no han revelado "nada en absoluto". Por ello ha pedido que se ponga "en cuarentena" el manejo que al producto se da "en transporte, almacenamiento y distribución".
En principio, cualquier hipótesis es posible. La E. coli es una bacteria que vive en el tracto intestinal de personas y animales, de donde sale al exterior con las heces. Esto podría explicar una de las hipótesis barajadas: que haya llegado a las plantas en el estiércol. El hecho de que uno de los pepinos analizados en Alemania fuera de cultivo orgánico (sin pesticidas ni fertilizantes químicos) podría apuntar en esta dirección.
Pero la E. coli también puede vivir en el suelo, en el agua, o en las hojas de plantas. O, directamente, en la basura. Y aquí entran en juego otras posibilidades: que una mala limpieza de los almacenes de destino contaminara los pepinos, que el contenido de un camión se cayera en el transporte y la bacteria estuviera en el suelo, o que el agua que se usa para lavar las hortalizas cuando llegan al lugar de destino fuera el foco.
Sea cual sea la causa, el hecho es que el brote sigue causando muertes en Alemania. Ayer se confirmó el sexto fallecimiento, el de una mujer de 70 años procedente de Baja Sajonia. Murió a causa del síndrome urémico hemolítico (una insuficiencia renal muy grave). En total, se calcula que puede haber unas 300 personas con los riñones afectados. Y más de mil personas han enfermado ya en todo el país. También se han detectado casos en Suecia, Dinamarca, Reino Unido y Países Bajos, pero son personas que se infectaron en Alemania.
Los expertos temen que el brote siga extendiéndose, y que su fuente de origen "siga todavía activa". Ayer, el Ministerio de Sanidad del Estado de Hamburgo anunció que sus científicos habían detectado el mismo tipo de bacteria en un pepino de origen holandés, lo cual alimenta la tesis de que la contaminación pudo haberse producido durante el transporte o ya en suelo alemán.
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