El año pasado se llamaba Eyjafjalla. Este año tiene un nombre más sencillo: Grimsvötn. Pero tienen algo en común: los dos son volcanes islandeses y los dos tienen la capacidad de sembrar el caos en el espacio aéreo europeo. Así ocurrió el año pasado, cuando la nube de ceniza volcánica alcanzó el continente y obligó a dejar en tierra a casi toda la flota aérea. Este año, Europa parece mejor preparada: se han distinguido tres niveles de riesgo y la mayoría de las aerolíneas están preparadas para volar con nubes volcánicas de riesgo bajo o medio.
La Autoridad de la Aviación Civil (CAA) del Reino Unido aseguró ayer que las medidas adoptadas desde el año pasado "ayudarán a limitar cualquier trastorno en el caso de que las cenizas volcánicas alcancen esta semana el espacio aéreo europeo". Pero la CAA ha advertido que "no se puede descartar un trastorno de la aviación". Eso dependerá de la evolución de la erupción volcánica y de la nube, en función de los vientos y la meteorología.
La nube se esperaba que alcanzara ayer por la tarde Escocia. En los próximos días se cree que llegará a Irlanda y a Inglaterra. El tráfico aéreo ya se ha visto afectado. KLM efectuó ayer las primeras cancelaciones: la aerolínea suspendió 16 vuelos previstos para la mañana de hoy con origen o destino en Aberdeen, Glasgow, Edimburgo y Newcastle. British Airways no operará ningún vuelo entre Londres y Escocia hasta las tres de la tarde de hoy (hora peninsular española). EasyJet, Flybe, Aer Lingus, Loganair y Eastern Airways también han cancelado vuelos en las islas.
Esta vez la nube volcánica es más densa, lo que aparentemente hace que la ceniza caiga antes a tierra y que la que se aleja de Islandia sea más liviana. Además, los vientos en Islandia soplan este año con menos fuerza que en 2010. Otro aspecto positivo es que las dos erupciones anteriores del Grimsvötn, en 1998 y en 2004, duraron solo una semana. En cambio, el Eyjafjalla no había entrado en erupción desde 1921 y cuando lo hizo en abril de 2010 no se tenían parámetros para hacer una estimación sobre su duración.
El Barça, pendiente del cielo
El volcán islandés tiene este año otro denominador común con el del año pasado: coincide con un partido clave del FC Barcelona en la Champions, el gran torneo futbolístico europeo. Esta vez es la final, el sábado en Londres, contra el Manchester United. En 2010, el Barcelona ya se vio obligado a última hora a viajar en autocar hasta Milán para jugar el partido de ida de semifinales contra el Inter. El cansancio acumulado en ese viaje ha sido considerado una de las dos claves de la derrota en aquel partido. La otra clave fue el arbitraje de un paisano del entonces entrenador del Inter, José Mourinho.
Esta vez el Barcelona tiene más tiempo para preparar el viaje. Pero la nube volcánica puede tener un gran impacto en los casi 25.000 hinchas barcelonistas con entradas para Wembley. Muchos de ellos esperan viajar en avión. Pero también se pueden ver afectados quienes vayan a viajar en tren o en autobús o en coche porque un eventual cierre del espacio aéreo saturaría tanto el tren como los transbordadores que cruzan el canal de la Mancha.
Pero, según las autoridades del transporte aéreo europeo, la gran diferencia respecto al año pasado es que el sector está mejor preparado. En 2010 el tráfico se llegó a paralizar en 20 países porque Europa nunca había sufrido una nube volcánica como la provocada por el Eyjafjalla y los precedentes de accidentes aéreos cerca de volcanes asiáticos años atrás dispararon el pánico y los Gobiernos optaron por la vía drástica: decretar el cierre del espacio aéreo de forma inmediata.
Este año se han identificado tres niveles de riesgo para la aviación. El nivel bajo se da cuando la densidad de la nube volcánica es inferior a dos gramos de ceniza por diez metros cúbicos de aire. En ese caso se considera que la navegación aérea no es peligrosa. Si la nube volcánica alcanza una densidad de entre dos y cuatro gramos se considera que el riesgo es medio y solo pueden volar aquellas compañías que han presentado un informe de seguridad que garantiza que sus aviones están preparados para sobrevolar una nube de esas características. "Muchas compañías aéreas ya han presentado esos informes", según la CAA.
Por encima de los cuatro gramos de ceniza por diez metros cúbicos de aire se considera un riesgo alto y "ninguna compañía ha presentado informes de seguridad para volar con esa alta densidad de ceniza".
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