viernes, 27 de mayo de 2011

EL INCENDIO INTENCIONADO EN IBIZA PROVOCA LA EVACUACION DE UN MILLAR DE PERSONAS

Los vecinos explican que no muy lejos de sus casas ven las crestas de las montañas de Sant Joan y la sierra de Morna. Una parte de la isla de Ibiza resplandece en la oscuridad enrojecida por el fuego visible o que ilumina el horizonte. Un incendio disperso devora valles, laderas y llanos. Las imágenes de los aviones de control, en el ocaso, muestran columnas de humo y frentes del incendio al lado del mar. En menos de 36 horas las llamas han consumido kilómetros cuadrados de pinar hasta llegar desde isla adentro, Morna, hasta rocas de la costa.
En el municipio de San Joan de Labritja, una localidad de más de 5.000 habitantes, se han visto obligados al desalojo de más de un centenar de viviendas, según informa a Efe fuentes del 112. Al amanecer, han vuelto a las labores de extinción los ocho aviones y otros tantos helicópteros que durante toda la jornada de ayer realizaron descargas sobre los parajes en llamas de la Serra de la Morna. A estas labores se han sumado 20 bomberos de la Generalitat de Cataluña especializados en este tipo de catástrofes.
Sin control
En su descontrol -de noche es imposible actuar en el monte- el siniestro devora y amenaza. El cambio de viento es el gran peligro. Al anochecer, ayer se pararon los vuelos y las descargas de los 14 helicópteros, hidroaviones y avionetas contra incendios. Aún quedan días de trabajo para establizar y extinguir el incendio. El Gobierno balear ha reclamado a Medio Ambiente kilómetros de manguera y la cesión de dos helicópteros pesados.
Las llamas han consumido parajes naturales y mínimamente urbanizados o cultivados de Ibiza. Una porción del paisaje de la pequeña isla se destruye bajo el fuego. Grandes pinares han desaparecido de la piel de Ibiza en nubes de humo gigantescas. Al atardecer la huella del fuego ha quedado visible en las zona: pinares devastados, quemados, de color marrón y gris, son las huellas de la catástrofe, al lado de zona frondosas y muy verdes.
"Está aún muy complicado este incendio", se reconoce desde el centro de coordinación en Sant Joan de Labritja cerca de Portinatx y cala Sant Vicent, que ha tenido que cambiar de ubicación esta noche para evitar quedar en peligro por el giro del sentido del viento y las corrientes.
Visita de Chacón
La zona afectada cuenta con cientos de casas rurales y chalés dispersos. La humareda tapa parte del cielo del pueblo y el aire huele a resina quemada. Contra el fuego están desplegados más de 400 personas, entre ellos 150 militares de la UME, que mañana viernes serán 300. La noche es larga, en prevención, para los servicios de emergencias, bomberos, agentes de medio ambiente, Policía Local, Guardia Civil, Protección Civil y dos brigadas de la Generalitat catalana que se agregan.
Nada más amanezca se reemprenderá el raid aéreo de descargas de agua, en el que participan unidades que bañan llamas y humaredas. Toman agua del mar y de las muchas piscinas privadas existentes. No hay peligro aparente para la vecindad, pero el desastre natural es considerable y avanza con la destrucción de bienes y equipamientos payeses y residenciales.
La ministra de Defensa, Carme Chacón, que se trasladó en la tarde del jueves a Ibiza anunció el envío de más medios de la UME, y el Ministerio de Medio Ambiente mandará nuevos transportes aéreos. "La prioridad es controlar el incendio. La cosa está fea", declaró la ministra tras sobrevolar el ámbito donde se extienden las llamas.
Un sospechoso detenido
Existe un sospechoso detenido. La fiscalía ha reclamado al juez que el supuesto autor, fortuito, del siniestro, un aficionado a la apicultura de 50 años, permanezca 72 horas en detención preventiva. El hombre ahumaba sus colmenas y le cayó una brasa. Dice que no se percató del percance. El juez esperará a concretar las condiciones de su imputación por imprudencia grave hasta conocer el informe pericial del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil.
En Sant Joan y Portinatx explican que hay vecinos que lloran con los ojos irritados y otros de desolación. En nueve meses se repite una catástrofe en los bosques del municipio y en zonas no urbanizadas. Primero fue en Benirràs y ahora es en los montes y valles de Morna. Cuatro casas rurales cercanas al lugar donde empezó el fuego han sido desalojadas y otras 200 personas han sido evacuadas por razones de seguridad. 700 clientes de un hotel han sido realojados.
El balance de hectáreas quemadas oscila entre 1.500 y 2.000, pero fuentes de la Consejería de Medio Ambiente hablan de "cientos y cientos" y del "mayor siniestro de la isla". El perímetro total no está fijado porque las llamas continúan, empujadas por el viento del sureste, la sequedad y el efecto de las corrientes espontáneas creadas por el calor extremo de las llamaradas que se tragan en segundas las copas de los pinos.
Nuevo brotes
Las unidades forestales y los servicios de bomberos combaten además los nuevos brotes, "los saltos", dicen, que nacen del disparo de las piñas de los pinos que estallan ardiendo. A las 30 horas desde que prendiera el mayor siniestro del que se tiene memoria en la isla de Ibiza, no parece que exista una posibilidad inmediata de control. Pasarán días hasta poder darlo por extinguido. "El viento ha jugado en nuestra contra", dice el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí.
El presidente en funciones del Gobierno balear, Francesc Antich, y quien le sustituirá tras los resultados electorales, José Ramón Bauzá, comprobaron ayer in situ el alcance del suceso. El avance de las llamas dejó sin suministro eléctrico y sin líneas de teléfono, ni de fijo ni de móvil, a diferentes áreas cercanas al incendio.
La escuela pública de Sant Joan, muy próxima al bosque, ha sido desalojada por precaución. La humareda blanca era visible desde toda Ibiza y también desde la vecina Formentera. Este jueves la columna de humo se pudo seguir desde el satélite Meteosat. El viento ha empujado los restos de la cremación de los pinares hasta la vertical de Mallorca y Menorca.
EA2CPG