París está cercada por la nieve. Treinta de los 96
departamentos de la Francia metropolitana se encuentran en estado de
alerta. Muchas de las grandes autopistas del Norte y la circunvalación
de la capital sufren grandes atascos, cuando el 70% de la economía
nacional es «muy sensible» a los problemas meteorológicos.
La Société nationale des chemins de fer français (SNCF, la
Renfe francesa) aconseja a los habitantes de los suburbios y el «gran
París» (unos ocho millones de habitantes) no utilizar el RER (Réseau
express régional d'Île-de-France,
la red de trenes de cercanías de la capital y el departamento de Isla
de Francia), ya que todas sus líneas están sufriendo atascos, retratos y
perturbaciones imprevisibles.
Los atascos en las autopistas de circunvalación y las
perturbaciones en el RER han «cercado» París, provocando transtornos de
muy diversa naturaleza: servicios poco o mal atendidos, retrasos y
atascos, aprovisionamiento perturbado de grandes superficies, y... una
capital «semi vacía»: muchas de las grandes arterias viarias de la
capital se «benefician» de un tráfico excepcionalmente bajo, dando a
muchas avenidas un aspecto semidesértico, cubiertas por la nieve.
El temporal de frío y nieve afecta a toda Francia, pero muy en particular al Norte y el Oeste del país.
Más de 68.000 familias se quedaron sin electricidad la
madrugada de este martes, provocando situaciones de tensión e
incertidumbre, ya que la Gendarmería y los bomberos no podía atender
todas las llamadas de urgencia y socorro.
Punto débil
Ante la gravedad de la crisis, Jean-Marc Ayrault,
primer ministro, ha decidido convocar con urgencia la Célula
interministerial de crisis (CIC), de la que forman parte todos los
ministros afectados por los problemas de emergencia metereológica. El
ministerio del Interior debe velar por la garantía de los
desplazamientos en todo el territorio nacional. Ayrault ha pedido a sus
ministros que estén «prestos» a utilizar todos los medios necesarios para combatir una situación de crisis.
La meteorología es uno de los «puntos débiles» de la
economía parisina y francesa: el 70% de la economía regional y nacional
es muy sensible a los problemas y perturbaciones meteorológicas. Una
mayoría creciente de empresarios integran los «riesgos meteorológicos»
en sus perspectivas económicas.