Los temblores se redujeron de 244 a 17 por hora; Piñera monitorea la situación y viajaría a la zona
El sur de Chile vivió ayer una jornada llena de contradicciones, partiendo de sus cielos despejados, lo que permitió a la gigantesca fumarola proveniente del complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle mostrarse perfectamente visible desde ciudades como Osorno y Puerto Varas.Las condiciones del viento también cambiaban bruscamente, desviando una parte de la nube de cenizas ya no hacia la Argentina, sino en dirección al noroeste de la zona volcánica, lo que afectó a diversas comunidades rurales chilenas cercanas al enclave turístico del lago Ranco, lo que obligó incluso a la evacuación de los albergues. De esta manera, 122 personas alojadas en un colegio de Riñinahue fueron llevadas hasta Futrono.
El ejército chileno ayudó a la evacuación de la población de Rucatayo Alto, localidad en la cual se repartieron barbijos entre sus habitantes, quienes se resistían a abandonar sus hogares preocupados por su ganado. Ya en horas de la tarde, la población de Entre Lagos fue testigo de cómo las cenizas comenzaban a posarse sobre su poblado. "El cielo está muy oscuro. Ya ha empezado a caer algo así como una nieve blanca, No sabemos qué pasará con nuestros animales".
Las autoridades regionales sobrevolaron la zona al mediodía, constatando que la fisura del Cordón Caulle se extiende por entre dos a cinco kilómetros. "La pluma es de un color muy blanco, lo que indica que se trata de mucha ceniza, con mucha agua, y ésa es, afortunadamente, la mejor condición con la que nos podríamos encontrar", explicó el intendente de la región de Los Ríos, Juan Ignacio Montes. De acuerdo con la inspección de los expertos, por el momento no se han producido avalanchas ni relaves. Pese a ello, el paso fronterizo Cardenal Samoré (Villa La Angostura, del lado argentino) está cubierto por una capa de casi quince centímetros de piedra volcánica y fue cerrado por el gobierno chileno hasta el próximo miércoles, con altas posibilidades de extender su clausura.
Con todo, la actividad volcánica ha disminuido. Así lo confirmó el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, quien explicó que el promedio de 240 sismos por hora que se sintieron hasta el sábado pasado ayer bajó a 17. "La actividad volcánica debería tender a cesar en los próximos días. Y, en consecuencia, la gente podría estar volviendo a sus casas en dos o tres días. Pese a ello, la situación es bastante impredecible", explicó Hinzpeter.
Para la Argentina la evaluación de las autoridades chilenas no es nada feliz: las condiciones climáticas seguirían arrastrando la fumarola hacia las provincias de Neuquén y Río Negro, a causa del viento del Nordeste.
Según el director del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), Enrique Valdivieso, el riesgo de lava es bastante bajo, por cuanto se produciría en unas 24 horas más y sería "lenta y densa". El propio Valdivieso anticipó que la actividad volcánica durará aproximadamente quince días.
El presidente Sebastián Piñera, quien retornó ayer por la mañana de sus vacaciones en Italia, se informó inmediatamente de los últimos acontecimientos en una reunión de emergencia en el palacio de La Moneda.
"Afortunadamente están disminuyendo la frecuencia y la intensidad de los temblores. Tenemos una columna de cenizas y de humo que se eleva más de ocho kilómetros, y los vientos son predominantemente Sur-Oriente, por tanto están llevando las cenizas hacia la Argentina.
Si es necesario, voy a ir a la zona, mientras tanto se están tomando todas las medidas para proteger la vida e integridad física de todos los chilenos".
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