La ceniza del volcán Puyehue siguió cayendo en la Patagonia durante todo el día de ayer. Por eso, sumada a la situación acarreada de los días previos, la nueva y persistente precipitación de la pluma nacida del cordón Caulle agravó ayer la situación de localidades como Villa La Angostura, a sólo 40 kilómetros del complejo volcánico, y que, por la orientación de los vientos, se convirtió en “el primer lugar de caída de todo tipo de material”, tanto por cuestiones “de tiempo como de cantidad”, según explicaron voces de la comuna. Mientras las diversas cámaras turísticas de la región debatían sobre la reprogramación de la temporada, las compañías aéreas retomaban paulatinamente los servicios (ver aparte). “Es un hecho que no podemos prever, pero quiero llevar tranquilidad a todas las localidades afectadas”, señaló la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tras decidir, en reunión con parte del gabinete, el destino que se dará a fondos de ayuda especial para las provincias. Expertos de universidades patagónicas, en tanto, comenzaron a estudiar los efectos que la ceniza podría tener sobre la actividad agraria de la región.
La Presidenta insistió en la necesidad de “no dramatizar ni alarmar”, pero sí “estar preparados” para brindar la asistencia que requieran las zonas afectadas por el estallido del volcán. Durante un acto en Casa de Gobierno, tras reunirse con parte del gabinete, Fernández de Kirchner explicó que es preciso evaluar “en determinadas localidades el impacto” que puede tener lo sucedido sobre actividades como la pesquera y la turística. “Estamos trabajando fuertemente en la contingencia. Este es un hecho que no podemos prever, pero quiero llevar tranquilidad a todas las localidades afectadas. Vamos a adoptar las medidas que sean necesarias ante este problema que aqueja a tantos argentinos”, aseveró. La asistencia no consistirá en “un fondo especial”, sino en “asignar los recursos para atender las situaciones puntuales”, explicó el ministro de Economía, Amado Boudou, durante una conferencia de prensa brindada junto con el ministro del Interior, Florencio Randazzo, que pidió “tranquilidad” a los afectados.Ayer, el propio municipio de Villa La Angostura informó que cerca del 80 por ciento de la población se encontraba sin servicio de luz ni de agua de red, y que muchos de sus pobladores, en caso de tener la posibilidad, optan por mudarse a casas de familiares en otras localidades. El comité de emergencia que integran la Municipalidad, el gobierno neuquino, el Ejército, Gendarmería, Prefectura Naval y otros organismos se encontraba disponiendo el reparto de agua envasada y coordinando la provisión de cisternas en los barrios. Pronto, anunció el gobernador Jorge Sapag, de visita en el lugar, el Ejecutivo provincial impulsará un proyecto para declarar a la ciudad como zona de “desastre social y económico”, algo que podría redundar en beneficios impositivos y asistencia económica.
A la vez, el gobierno estableció el comité de crisis en Río Negro y montó un operativo de ayuda que incluye 50 camiones, 30 camionetas y maquinaria vial, y el envío de 35 mil fardos de alfalfa para productores ovinos. La emergencia agropecuaria declarada por el Ministerio de Agricultura y Pesca abarcó trece departamentos de Río Negro (Adolfo Alsina, San Antonio, Valcheta, 9 de Julio, 25 de Mayo, Ñorquinco, Bariloche, Pilcaniyeu, El Cuy, General Roca, Avellaneda, Pichi Mahuida y Conesa), tres de Chubut (Gastre, Telsen y Mártires) y dos de Neuquén (Los Lagos y Collón Curá). La declaración supone que la situación “pone en riesgo la continuidad de la producción de esa zona”. Sin embargo, explicaron fuentes del ministerio, las autoridades “se encuentran aún cuantificando los daños”, por lo cual “resulta imprudente dar cifras certeras sobre las pérdidas producidas”. El impacto “va variando de acuerdo a las condiciones de viento, precipitaciones y la continuidad de la erupción del volcán”, por lo que el proceso de evaluación, realizado por 50 técnicos, es permanente.
En tanto, los investigadores de la Universidad Nacional del Comahue y la Universidad Nacional de Río Negro Javier Grosfeld y Javier Puntieri señalaron algunos de los efectos que las cenizas volcánicas podrían tener, en el mediano y largo plazo, sobre la vegetación de la región. Se trata, explicaron, de “un ciclo natural en áreas de actividad sísmica y volcánica como la cercana a Bariloche”, a tal punto que las cenizas de volcán constituyen el material “de base sobre el cual se formaron los suelos” de la zona. Por ello, y por la magnitud de lo sucedido esta vez, “las cenizas seguirán en el ambiente hasta que sean incorporadas definitivamente al suelo”.
En el largo plazo, que las cenizas más semejantes a arena se conviertan en parte del suelo “puede contribuir a mejorar algunas propiedades físicas”, de modo que “favorecería el crecimiento de las plantas”. Pero las cenizas más finas, caídas luego de la primera gran pluma, del sábado 4 de junio, podrían complicar “la capacidad de infiltración del suelo”.
EA2CPG