El número de muertos por las lluvias torrenciales que azotaron el pasado fin de semana Pekín y otras zonas en la mitad norte de China ascendió hoy a 111, mientras los equipos de rescate buscan a 47 desaparecidos, informó el Ministerio de Asuntos Civiles.
Las lluvias afectaron a 9,2 millones de personas, obligaron a evacuar a 1,18 millones y causaron daños en 200.000 viviendas, precisó una circular del ministerio.
Pekín, ciudad no habituada a este tipo de lluvias torrenciales, más propias del sur del país (Hong Kong sufrió hoy la llegada del tifón "Vicente") fue una de las localidades más dañadas, con al menos 37 muertos.
En la capital china, muchos ciudadanos a través de las redes sociales han criticado al Ayuntamiento por no haber tomado medidas de prevención, pese a que las fuertes tormentas -las peores en 60 años en la ciudad- habían sido previstas por los meteorólogos.
Los ciudadanos, sugieren algunos internautas, deberían haber sido alertados por móvil de que la ciudad había declarado la alerta naranja el pasado sábado, desaconsejándoles salir de sus casas.
También muchos usuarios de internet se preguntaron porqué no se aumentaron los servicios de transporte público o no se usaron edificios municipales como estadios o teatros para acoger a los habitantes sorprendidos por las riadas.
Otro motivo de fuertes críticas es la mala situación del alcantarillado en la ciudad, a todas luces insuficiente para las lluvias torrenciales.
Mientras la ciudad ha mejorado en sectores más visibles, con rascacielos y modernas instalaciones (nuevas redes de metro o terminales de aeropuerto) se ha olvidado de ampliar la red de desagües, que según los expertos tiene capacidad sólo para canalizar una quinta parte del agua caída el pasado sábado en 20 horas de tormentas.
Algunos ciudadanos en Pekín perecieron ahogados en pasos subterráneos y otras zonas que, debido al insuficiente alcantarillado, quedaron anegadas con hasta cuatro metros de agua, llegando a atrapar a conductores en sus vehículos.
Por otro lado, un experto de la Universidad de Ingeniería Civil de Pekín, Li Haiyan, señaló que los sedimentos en el sistema de alcantarillado de la ciudad, acumulados durante años, pueden haber reducido hasta el 50 por ciento de la capacidad de las tuberías de desagüe.
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