Una consternación inenarrable se vive en Chile tras el accidente aéreo sufrido por 21 personas, cuyo avión desapareció ayer a la tarde cuando intentaba aterrizar en la isla Robinson Crusoe, en el archipiélago de Juan Fernández -a 670 kilómetros de las costas de San Antonio, en el Pacífico Sur.
En el vuelo, entre otros, viajaba el conocido animador chileno de televisión y del Festival de la Canción de Viña del Mar, Felipe Camiroaga, junto a un equipo de cuatro integrantes de Televisión Nacional de Chile; el destacado empresario Felipe Cubillos, junto a seis voluntarios del emprendimiento Desafío Levantemos Chile -que trabajaba reconstruyendo poblaciones después del sismo de 2010, especialmente en Juan Fernández-; dos miembros del Consejo de la Cultura; dos de la FACH; y los seis oficiales que integraban la tripulación.
"Es un duro golpe para nuestro país", dijo anoche el presidente Sebastián Piñera.
De acuerdo con fuentes de la fuerza aérea, tras un vuelo de tres horas, el avión hizo su último contacto a las 17.48 (misma hora en la Argentina).
La nave no logró aterrizar en el particular aeropuerto de la isla, de escasa extensión y cortado por dos acantilados y luego se le perdió el rastro. La autonomía de la nave, de poco más de dos horas, no le permitía volver al continente, y tampoco existen otros aeropuertos en las cercanías.
"Lo vi pasar, se pasó de largo y no pudo volver, desapareció detrás de una loma. Me quedé parado en la pista mirándolos, esperando otro aterrizaje, lo que nunca pasó", narró el jefe de la torre de control de Juan Fernández, Felipe Paredes, quien aclaró que, si bien las condiciones del viento eran adversas, dos aviones turísticos habían aterrizado sólo una hora antes.
"El avión inició un viraje hacia la derecha y no fue vuelto a ver", añadió, el comandante en jefe de las FACH, Jorge Rojas Avila.
Pocas horas más tarde, restos de la nave, como la puerta del avión, fueron encontrados por la tarde cerca del islote Santa Clara, en las cercanías del aeropuerto.
Además, la Fuerza Aérea y la armada realizaban anoche una intensa búsqueda de cuerpos o de eventuales sobrevivientes.
El alcalde de Juan Fernández, Leopoldo González, fue uno de los primeros en confirmar la presencia de cadáveres en las costas de Robinson Crusoe.
"Se encontró ropa de mujer, un cooler con combustible y zapatos. Damos por hecho este terrible accidente que una vez más enluta a Juan Fernández. No creo que haya sobrevivientes", dijo González.
"Escenario adverso"
Tras informarle del accidente al presidente, Sebastián Piñera, el ministro de Defensa, Andrés Allamand, quien es cuñado del empresario Cubillos, se mostró pesimista sobre las posibilidades de encontrar a alguno de los pasajeros con vida."Quisiéramos que estuvieran con vida las personas que se encontraban en el avión, un escenario que enfrentamos es particularmente adverso (?) el presidente está particularmente preocupado", dijo Allamand, secundado por el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter.
Inmediatamente, Defensa ordenó la salida hacia Juan Fernández de un avión Hércules y de una fragata.
Los canales de televisión transmitieron en vivo la dramática espera de mayores noticias.
"Esperemos con calma las noticias oficiales. Hace un año la fe movió la montaña. Hoy que Pedro camine sobre las aguas. Fe y esperanza", escribió en su cuenta de Twitter la primera dama, Cecilia Morel, haciendo alusión al milagro de los 33 mineros de Atacama, rescatados después de casi 70 días enterrados a más de 600 metros de profundidad.
A última hora se confirmó que Piñera no viajaría a Juan Fernández y que estará presente en la reunión de hoy con los estudiantes y profesores en el palacio presidencial de La Moneda.
El mandatario se confinó anoche en el Grupo 10 de la fuerza aérea, ubicado a un costado del Aeropuerto Internacional de Pudahuel, para monitorear personalmente la situación junto al ministro Allamand y la pareja de este último, la ex diputada Marcela Cubillos, hermana del empresario desaparecido.
La tristeza, ya está dicho, se multiplica minuto a minuto por la fama de los desaparecidos y ya comienza a ser incluida dentro de las tragedias que han azotado al país en el último tiempo, tales como el sismo y su posterior tsunami de febrero de 2010, o el incendio de la Cárcel de San Miguel, que costó más de 80 vidas en el sur de Santiago, en noviembre del año pasado.
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