jueves, 22 de septiembre de 2011

FUKUSHIMA EN ALERTA POR HURACAN

Los operarios que trabajan en Fukushima-Daiichi para llevar la central nuclear a una parada en frío tuvieron que hacer ayer un alto en sus tareas. En vez de trabajar dentro de la planta, se dedicaron a levantar barricadas con sacos de arena en torno a las unidades dañadas y a amarrar con cuerdas las bombas y las tuberías utilizadas para inyectar agua. Todo contra reloj y con un único objetivo: evitar que el tifón Roke, que llegó a las 21 horas a la prefectura de Fukushi-ma, causara más desastres en la maltrecha central.
Más que los vientos huracanados, lo que preocupaba era la lluvia torrencial, con una previsión de hasta 250 litros por metro cuadrado. Hay peligro de que el agua altamente radiactiva que sigue estancada en los edificios de turbinas se desborde, provocando un vertido tóxico de miles de toneladas en el mar, o que se filtre en los acuíferos subterráneos. Una posibilidad que la Tokyo Electric Power (Tepco) negó a través de la televisión NHK. "Estamos tomando las medidas necesarias para evitarlo", indicó Naoki Tsunoda, portavoz de la compañía. "Hemos atado cables y tuberías, además de fijar el equipamiento, para evitar que los materiales radiactivos se desprendan" a causa de los vientos, prosiguió. Las rachas del vendaval alcanzaron los 216 kilómetros por hora.
Más que los vientos huracanados, lo que preocupaba era la lluvia torrencial
Tepco asegura que gran parte del agua contaminada se encuentra almacenada bajo los edificios de turbinas y que hay capacidad suficiente para recibir la procedente del tifón gracias a los mejorados sistemas de descontaminación de líquidos.
Roke tocó tierra a las 14 horas cerca de Hamamatsu,al sur de Tokio. Según la agencia Kyodo, hay siete fallecidos y otros tantos desa-parecidos en distintas prefecturas a causa de los fuertes vientos y las inundaciones. Las autoridades evacuaron a más de 16.000 personas, 500.000 viviendas se quedaron sin electricidad y el transporte en la isla de Honshuquedó parcialmente paralizado. El tifón, que avanzó a 45 kilómetros por hora, también provocó el caos del transporte en la capital.
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