Algunas personas se dirigieron a los refugios en el valle de Artibonite, si bien la mayoría decidió quedarse en sus hogares en las aisladas villas de la región.
Autoridades de protección civil no lograron calcular el jueves el daño que representaron las inundaciones en la campiña, pero el funcionario Max Obed Desir dijo que varias villas son amenazadas. Artibonite es particularmente propenso a las inundaciones porque las montañas que lo rodean han sido deforestadas casi por completo por personas que talan árboles para la agricultura y para crear carbón vegetal.
Al menos 50 viviendas se encuentran en peligro de inundarse en el poblado arrocero de L'Estere, donde Desir intentó persuadir el jueves a los habitantes de dejar sus pequeñas casas de ladrillo y madera. Cerca del lugar, una decena de hogares se inundaron con agua color chocolate.
Desir dijo que la mayoría se niega a irse porque quiere proteger sus pertenencias en la remota región, donde las fuertes lluvias han estado cayendo durante semanas y la llegada de Emily empeoró la situación.
"La parte más difícil de mi trabajo es decirle a la gente una y otra vez que tiene que irse, pero nadie se va", agregó Desir mientras tomaba fotografías de casas en riesgo y apuntaba las cifras en un libro de registros.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos informó que todos los avistamientos y alertas de huracanes fueron cancelados el jueves por la tarde pero las lluvias todavía caen sobre la isla de Hispaniola, que comparten Haití y República Dominicana.
Emily provocó más de 14 centímetros (cinco pulgadas) de lluvia en la ciudad dominicana de Barahona, al sureste, y provocó que el gobierno ordenara el desalojo de más de 5.000 personas. No se reportaron muertes.
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