El temporal de viento y lluvia que pasó por Galicia este fin de semana causó ayer incidentes en distintas localidades gallegas, así como en carreteras de la red secundaria. Además, las intensas ráfagas, por las que se había activado una alerta de nivela amarillo, obligaron a extremar la precaución ante el temor de desprendimientos. En A Coruña, la Policía Local cortó un tramo del paseo marítimo, entre las calles Juan Canalejo y Sol, debido al peligro que suponía una chapa de hierro que colgaba de un andamio y que podía derribar el viento. Además, Protección Civil cerró el parque de Santa Margarita y los demás jardines coruñeses como medida preventiva para evitar accidentes.
En otros lugares las ráfagas sí causaron daños. En Cambre, Protección Civil tuvo que retirar un árbol y levantar un tendido telefónico que había derribado el viento. En Vigo también se notaron los efectos en pleno centro urbano: por la mañana, un árbol cayó sobre uno de los carriles de la Gran Vía, que permaneció cortado durante casi una hora hasta que se pudieron retirar las ramas a la acera. Otro ejemplar se desplomó sobre un coche en la calle Aragón.
En A Pobra do Caramiñal, hubo que despejar la carretera que comunica la playa de Cabío con el campo de fútbol de A Alta, ya que un pino caído obstaculizaba la circulación. No fue el único vial que sufrió los efectos del mal tiempo: en Poio una carretera provincial permaneció media hora cortada hasta que los operarios de la Diputación limpiaron la tierra y las piedras que se desprendieron a causa de la lluvia. Algo similar ocurrió en Cabana de Bergantiños, donde por la tarde cayó un talud sobre la carretera que comunica el municipio con Laxe.ALERTA ROJA
El viento superó los cien kilómetros por hora en media docena de lugares. La ráfaga máxima se registró en A Veiga, a más de 1.700 metros de altura: 116 kilómetros por hora. Las zonas de alta montaña y las costeras, en especial el litoral de Pontevedra y A Coruña, fueron las que sufrieron las rachas más fuertes. En el mar se había activado una alerta roja y en las localidades costeras se extremaron las precauciones.
La agrupación de voluntarios de Protección Civil de Cambados tuvo que intervenir en momentos puntuales para achicar el agua que se acumulaba en varios puntos del casco urbano, sin mayor problema. El momento más delicado del fin de semana había tenido lugar horas antes, hacia las once de la mañana del sábado, cuando varios chaparrones consecutivos pusieron de nuevo en evidencia el mal estado del alcantarillado y el sistema de recogida de pluviales de Vilagarcía, incapaz de asumir con eficacia su teórica función en cuanto la marea comienza a subir. Lugares especialmente sensibles a las inundaciones, como la calle Rey Daviña, la principal arteria comercial de la capital arousana, que acaba de ser peatonalizada, o el entorno de la avenida de Matosinhos y A Xunqueira, volvieron a verse afectados por la acumulación de agua, que penetró en varios establecimientos.
La escuela de vela de O Grove estuvo a punto de perder ayer, por efecto del temporal, uno de sus principales activos. La goleta Raquel C , un antiguo barco de pesca restaurado, se vio arrastrada por el viento y el mar hasta prácticamente estrellarse contra una zona de rocas. La intervención de los miembros del colectivo, alertados por las llamadas telefónicas de varias personas, consiguieron impedirlo en el último momento. La goleta sigue amarrada a una simple boya, pese a que el año pasado la Administración se comprometió a instalar un pantalán específico para embarcaciones tradicionales.
Otras medidas preventivas ante las predicciones de viento se tomaron en Noia, donde se retiró un cartel del Plan E con chapas sueltas. En Ribeira las ráfagas hicieron que se desprendiese un cristal de un edificio, y en la parroquia de Palmeira cayó un poste sobre el tendido eléctrico, a pocos metros del colegio. En numerosas localidades gallegas el viento tumbó vallas y desplazó contenedores.
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