Autoridades de la localidad chubutense de El Hoyo, en el noroeste provincial, temían que el incendio que avanza sobre el cerro Cordón Derrumbe cruce la desembocadura del río Epuyén, favorecido por el viento, e ingrese a una zona más poblada.
"En estos momentos hay un frente de fuego que avanza hacia la zona conocida como "El Desemboque", donde concluye el río Epuyén y el temor es que por lo estrecho de ese cauce las llamas pasen para el otro lado que está habitado", explicó a Télam Claudio Levi, secretario de gobierno de El Hoyo.
El incendio comenzó este martes en la zona de Puerto Patriada y ya consumió unas cien hectáreas, por lo que hubo que evacuar a turistas que acampaban en la zona y a pobladores que habitan en lugares dispersos, cerca de las laderas de los cerros.
El siniestro comenzó en los alrededores del cerro "Cordón Derrumbe", cerca de la laguna Los Alerces, en medio de la belleza paisajística propia de la cordillera patagónica, y por la tarde avanzó hacia la zona conocida como "Rincón de lobos".
En este último paraje, 34 pobladores que habitaban en casas dispersas en el bosque, tuvieron que abandonarlas por temor a que las llamas alcanzaran sus viviendas.
El operativo de evacuación había comenzado el martes cuando se ordenó el desalojo de todos los turistas que acampan en la zona de Puerto Patriada.
El gobernador del Chubut Martín Buzzi recorrió la zona afectada y visitó al piloto del Plan Nacional de Manejo del Fuego cuyo avión hidrante cayó a tierra mientras combatía las llamas, pero que pudo ser rescatado con vida en medio de los bosques.
El piloto presenta lesiones propias del impacto del fuselaje contra los árboles pero se encuentra fuera de peligro, precisaron los médicos del Hospital de El Hoyo.
"Las condiciones atmosféricas son de las peores porque las temperaturas no bajan de 30 grados y hay mucha sequía aunque el viento por suerte ahora no es intenso", dijo Levi.
La superficie quemada supera las 100 hectáreas de bosque nativo, pinares y cipreses, aunque el cálculo es difícil de hacer porque se trata de una geografía escarpada, con muchas hondonadas y con un irregular desarrollo del fuego.
Los pinos que arden superan los 20 metros de altura en promedio, a lo que hay que agregar entre dos y tres metros más que alcanzan las llamas.
"La situación se complica cuando se combina el calor del ambiente con los vientos irregulares de direcciones variables".
RVA3