Los incendios forestales no cesan en Ourense. No importa que el otoño comenzase hace ya dos semanas porque los servicios de extinción trabajan a destajo para tratar de sofocar los fuegos, que ayer se sucedieron a lo largo y ancho de la provincia favorecidos por el calor, la sequedad del terreno y, en particular, el fuerte viento. Quemaron en total 235 hectáreas. Al cierre de esta edición, y según la información facilitada por los propios servicios de extinción, se habían contabilizado una docena de focos, algunos de los cuales llegaron a poner en peligro las viviendas de varios municipios.
Especialmente graves han sido los registrados en la localidad de Vilar de Barrio. Un fuego declarado en la parroquia de Prado terminó por calcinar 150 hectáreas de monte arbolado, provocando un gran daño ambiental. En esa misma parroquia se registró un segundo foco, lo que hace sospechar en que ambos fuesen intencionados, que asoló otras veinte hectáreas, también de monte arbolado.Pero además, medios terrestres y aéreos, en muchos casos con la ayuda de los vecinos, se emplearon a fondo para controlar los incendios de A Peroxa, Maside, Ramirás, Verín, Amoeiro, A Mezquita, Vilardevós, Piñor de Cea, Chandrexa de Queixa y Calvos de Randín. A falta de que se contabilicen las hectáreas en el resto de los focos, se conoce ya que en Calvos de Randín ardieron ayer otras 25 hectáreas, la mayor parte arboladas y que en A Peroxa, en la parroquia de Celaguantes, quedaron calcinadas otras 40. Treinta de ellas también de masa forestal. Las previsiones hacen sospechar que la jornada de hoy volverá a ser muy complicada.
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