A las 03.00 serán las 02.00, finalizando así el horario de verano.
La madrugada del próximo domingo finaliza el horario de verano y los relojes deberán retrasarse una hora, por lo que a las 03.00 serán las 02.00. Se trata de un cambio de hora obligatorio en todos los países de la Unión Europea que busca reducir el consumo energético.
El potencial de ahorro en España por la medida puede llegar a representar un 5% del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros, según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), dependiente del Ministerio de Industria. De esa cantidad, 90 millones corresponderían al potencial de los hogares, lo que supone un ahorro de seis euros por hogar; mientras que los 210 millones restantes son el ahorro potencial en los edificios del sector terciario y la industria.
El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y era renovada, sucesivamente, cada cuatro años. Desde la aprobación de la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión, en enero de 2001, la modificación es de carácter indefinido. Dicha directiva está incorporada al ordenamiento jurídico español por Real Decreto 236/2002, de 1 de marzo.
Posibles "mínimas incomodidades" a niños y ancianos
El nuevo horario de invierno puede causar algún "desajuste" de sueño a niños y ancianos, los grupos, a priori, más vulnerables ante un cambio que no tiene repercusiones para la salud. Así lo ha explicado a la agencia Servimedia Paloma Casado, vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), quien ha señalado que retrasar una hora los relojes puede provocar "mínimas incomodidades", que suelen pasarse en tres o cuatro días, una vez que el individuo se acostumbre al nuevo horario y coja otra vez su ritmo de sueño.
Independientemente del cambio de hora, Industria recomienda a los ciudadanos contribuir al ahorro de energía durante todo el año haciendo un uso inteligente de la misma en la vida cotidiana, tanto en lo que se refiere a la iluminación, como al aire acondicionado, la calefacción, la compra de electrodomésticos o la utilización del coche.
Con la llegada del frío, aconseja abrir las ventanas solo unos diez minutos, suficientes para renovar el aire; apagar la calefacción por la noche y no encenderla hasta la mañana siguiente, cuando la casa ya esté ventilada; cerrar los radiadores que no se necesiten y apagar completamente la calefacción si se va a estar fuera de casa más de un día. Asimismo, recomienda colocar burletes y adhesivos en puertas y ventanas, así como dobles ventanas o ventanas de cristal doble, pues el 40% de las fugas se produce por las ventanas y los cristales; instalar válvulas termostáticas en los radiadores o un regulador para la caldera.
La temperatura de la vivienda debería ser de unos 21 grados, sin abusar de la calefacción, ya que además de ser perjudicial para la salud, por cada grado que se aumenta la temperatura se consume entre un 5 y un 7% más de energía. Para dormir es suficiente una temperatura de entre 15 y 17 grados, aunque los niños y las personas mayores pueden necesitar un poco más de calor. De realizarse reformas en la vivienda, es conveniente instalar algún aislante en techos y paredes.
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