La erupción submarina que comenzó el lunes al sur de El Hierro está ya a menos de 150 metros de profundidad, por lo que crecen las probabilidades de que se produzcan fenómenos explosivos, aunque no comportan riesgo para la población una vez que se ha evacuado el pueblo de La Restinga.
El director general de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias, Juan Santana, proporcionó nuevas informaciones que han llevado a las autoridades a subir un nivel más la alerta volcánica, que ya está en fase de emergencia 1.
El experto indicó que se ha detectado un foco eruptivo a unos 2.400 metros de la costa, que produce burbujeo en la superficie y hace que emerjan restos de magma (piroclastos) humeantes, lo que permite suponer que el edifico volcánico ha estado creciendo bajo el agua.
Santana afirmó que, con los datos actuales, no está previsto ninguna nueva evacuación de la población, y aseveró que esta fase no supone ningún cambio para los ciudadanos.
En el área donde se está produciendo la emisión se ha prohibido la navegación, así como el vuelo de helicópteros y avionetas de rastreo, porque se considera «de alto riesgo» para este tipo de actividades, aseguró el dirigente, quien precisó que fue el aparato del Grupo de Emergencias de Canarias el que descubrió el material magmático flotando en el mar.
El buque oceanográfico Profesor Ignacio Lozano, que se encontraba en la zona y que tuvo que abandonarla rápidamente, pudo recoger muestras del material hallado en la superficie del mar.
La aparición de esta sustancia coincidió con la intensificación en la zona de la llamada señal del tremor sísmico (un tipo de temblor sostenido, característico de las erupciones).
«La erupción submarina que se está produciendo al sur de El Hierro presenta un escenario favorable en su progresión, si se confirman los datos conocidos, porque parece que el volcán se ha fijado a una distancia de la costa que ofrece pocos riesgos para la población». Así lo cree el vulcanólogo Juan Carlos Carracedo, gran conocedor de este tipo de fenómenos en Canarias, y uno de los dos científicos que siguen en activo del equipo que presenció la erupción del Teneguía de 1971 en la isla de La Palma, la última de la que se tenía constancia en España hasta esta semana.
El científico reconoció que él tiene ciertas dudas sobre esa profundidad, porque no le encaja con la batimetría de la isla a esa distancia de la costa, salvo que el volcán haya crecido a una velocidad considerada como acelerada.
El experto añadió que «la erupción se ha fijado» y que, en lugar de seguir progresando hacia la bahía, está haciendo crecer «un pequeño islote volcánico» a unos dos kilómetros y medio del litoral. «Un escenario favorable», aseveró.
En el supuesto que plantea esa profundidad inferior a 150 metros, explicó el experto, ahora es de esperar que se produzcan explosiones provocadas por los gases confinados en el magma e intensificadas por la vaporización súbita que sufre el agua al entrar en contacto con la lava incandescente. Es decir, afirmó, una erupción surtseyana, como la que se produjo en el año 1963 en Islandia en la isla volcánica que le da nombre, Sursey. «Esas emisiones se caracterizan porque producen un cierto número de explosiones rítmicas y van formando un cono por interacción del magma con el agua», detalló el veterano vulcanólogo.
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