Una fuerte tormenta de lluvia y granizo sorprendió ayer tarde a los
vecinos de Villena, colapsando las calles e interrumpiendo su vida
habitual. La precipitación no fue muy prolongada, pero sÍ de gran
intensidad para sorpresa de los villeneros, que vieron cómo en minutos
el cielo se oscurecía y comenzaba a sonar el atronador sonido del
pedrisco en los cristales de sus casas.
En media hora, las piedras
de hielo cubrían los automóviles y un manto blanco de un centímetro de
espesor anegaba las terrazas, los tejados, las aceras y la calzada.
Después
de la tormenta, los vecinos cogieron escobas y fregonas para eliminar
la capa blanca de hielo que se había apoderado de sus balcones. El
concejal de Policía Local, Carlos Beltrán, indicó que no tenían noticia
sobre incidentes de gravedad en el casco urbano".
Cultivos
Una de las mayores
preocupaciones por la granizada eran los cultivos, sobre todo de cereza.
José Tomás Molina, concejal de Agricultura, realizó una primera
radiografía de la situación en el campo. En el Puntal, la Huerta, el
Puerto o el Pinar solamente la lluvia hacía acto de presencia salvando a
los cultivos. Por otra parte, en las Casas de Menor, la piedra afectaba
de forma superficial a la cosecha de nabos. "Sólo ha marcado
tímidamente las hojas del tubérculo". aseguró el edil.
La cosecha de
cereza, que cada año es más abundante en Villena, era la que más
peligraba por encontrarse en su punto de maduración, sin embargo, sólo
se ha visto afectada por el agua. Algunos agricultores comentaron que la
lluvia puede afear a la fruta perdiendo valor de mercado, pero la
piedra hubiese echado a perder meses de trabajo.