Efectivos de la
Unidad Militar de Emergencias (UME) en las Islas Canarias han partido este mediodía en barco desde Tenerife hasta El Hierro para ayudar en una eventual evacuación de ciudadanos de la isla
ante el riesgo de erupción volcánica, ya que los movimientos sísmicos son cada vez más intensos. Hasta el momento, las autoridades han desalojado a unas 53 personas (el Cabildo había previsto inicialmente 300) y cerrado el principal túnel de la isla, que une las dos mayores ciudades. El
Instituto Geográfico Nacional (IGN) está estudiando si el magma bajo El Hierro está ascendiendo a la superficie. Los sismógrafos que el instituto tiene repartidos por toda la isla detectaron a las 03.59 de la pasada madrugada un terremoto de una magnitud de 2,3 a
solo dos kilómetros de profundidad, aunque este dato está sujeto a revisión por si se tratara de un error de medición. Hasta ahora la mayoría de los seísmos se han registrado a entre 12 y 15 kilómetros de profundidad.
La subida del hipocentro es uno de los signos del que están muy pendientes los científicos para ver si el magma está subiendo y, por lo tanto, aumentando también la posibilidad de una erupción volcánica. Los expertos del IGN, no obstante, destacan que el dato de los dos kílómetros de profundidad no es concluyente y que lo que importa es la tendencia general. El pasado día 25, se registraron dos terremotos de cinco kilómetros de profundidad y el día 19, uno de tres kilómetros de profundidad. El IGN no comenta
las informaciones que cuelga en su web porque están sujetas a revisión.
A las seis de esta mañana, el Gobierno canario ha enviado un fax pidiendo al Ministerio de Defensa ayuda de la UME para una eventual evacuación,
informa Natalia Junquera. A mediodía ha salido del puerto de Tenerife un barco con 31 militares y 12 vehículos -seis camiones, cuatro autocares y dos todoterreno-. También se cuenta con un albergue de campaña con capacidad para 2.000 personas, que era otra de las peticiones del Gobierno canario. Está previsto asimismo que, en una primera fase de evacuación, los damnificados fueran al cuartel de la Armada
Anatolio Fuentes.
Guardia Civil empezó a avisar a las familias de cuatro núcleos del municipio de Frontera (al norte de la isla) de que debían dejar sus casas por miedo a desprendimientos. Los afectados acudieron con resignación a la plaza del barrio. "Hemos cogido lo justo y nos vamos a casa de mi hermano", explicaba resignada Mari Paz. Los vecinos desalojados proceden de los barrios de Las Puntas, El Lunchón, Los Corchos, Pie Risco y Guinea, y no ha sido necesario evacuar a ningún residente de Sabinosa ni del Pozo de la Salud. 38 optaron por acudir a casa de familiares y amigos, y 15 a la residencia de estudiantes de Valverde.
La principal arteria de la isla ha sido cortada. El viaje entre los dos principales pueblos, de Valverde a Frontera, pasará de durar 15 minutos a 40 por una carretera de montaña. Además, unos 500 alumnos (un tercio del total de la isla) no tienen clase hoy.
Científicos del Instituto Geográfico Nacional recorren los pueblos de El Hierro para explicar qué puede ocurrir, calmar a la población y contestar a sus dudas. Además, Protección Civil de Canarias ha preparado un dispositivo para, en el peor de los casos, evacuar a 4.000 personas en cuatro horas. Ya ha contactado con las navieras y aerolíneas que operan en Canarias para utilizar sus naves en caso de erupción.
La mayoría de los seísmos han sido imperceptibles para los 10.000 habitantes de El Hierro. De los más de 8.000 desde el 19 de julio, apenas 15 se han sentido, pero la intensidad creciente ha elevado la alarma.
Las evacuaciones que se han producido son un paso más en una escalada que comenzó el pasado viernes, cuando Canarias elevó por primera vez el semáforo de alerta volcánica y lo puso en ámbar: preemergencia. Al menos sobre el papel todo está listo. "No contemplamos en absoluto desalojar toda la isla, pero sí manejamos distintas previsiones", explica Juan Manuel Santana, director general de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias.
El IGN ha elaborado distintas hipótesis sobre cómo puede producirse una erupción y los caminos que podrían seguir la lava y las cenizas. "Lo que más hay planificado es en la zona del Golfo, donde podría afectar a 4.000 personas", que "serían desalojadas en cuatro horas", señala Santana.
En la ladera del Golfo, Rafael Abella e Itahiza Domínguez, investigadores del IGN, controlan la situación a través de sensores repartidos por la isla que notan los movimientos por leves que sean y los transmiten sobre la marcha a Madrid. "Puede pasar cualquier cosa", admiten. Que todo se calme o que surja una erupción en el mar y nadie se entere hasta que la lava afecte al oeste de la isla. Pero también puede que no ocurra nada en semanas o años. Nadie sabe con certeza qué ocurre con el magma, situado a entre 12 y 15 kilómetros de profundidad. De lo que no hay duda, lo dicen los GPS, es de que la isla "se ha hinchado unos cuatro centímetros", según Itahiza. Con la subida del magma, el terreno se expande. En otro lugar de la isla, Dácil Nolasco, investigadora del Instituto de Vulcanología de Canarias, pincha el suelo cada 500 metros para medir el flujo difuso de CO2, algo que sirve como indicador de esa actividad magmática en el subsuelo. Nemesio Pérez, del Involcan, confirma que el flujo de CO2 ha crecido de forma casi continua en el último mes.
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