La acción combinada de una tormenta tropical primero y un tifón en Filipinas dejó al menos 61 muertos, 24 desaparecidos y cerca de un millón de personas damnificadas.
El Centro Nacional para la Prevención de Desastres elevó esta mañana a 57 el número de personas que murieron cuando la tormenta tropical Nock-Ten recorrió el norte del archipiélago la semana pasada, para salir el jueves. Luego entró y mató a cuatro personas el tifón "Muifa", que afecta al país desde el jueves con vientos sostenidos de 175 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 210 kilómetros por hora, según datos del citado organismo.
Las últimas víctimas son dos hermanos de cuatro y dos años que fueron sepultados por una avalancha de tierra en la isla de Bohol (centro), y los otros dos murieron al naufragar la pequeña embarcación en la que navegaban por aguas de la provincia de Bulacan, lindante con Manila.
Un total de 969.612 personas han abandonado sus casas por las inundaciones y desprendimiento de tierra causados por las lluvias, y alrededor de 350.000 siguen refugiadas en alguno de los centros de evacuación dispuestos por las autoridades.
La mayoría de las víctimas mortales perecieron ahogadas, sepultadas por desprendimientos de tierra, electrocutadas o golpeadas por postes o árboles derribados por el vendaval.
Una gran parte de los desaparecidos son pescadores que salieron a faenar pese a las advertencias de las autoridades. Se calcula que los daños superan los 41,7 millones de dólares, incluidos los destrozos a la agricultura y las infraestructuras.
Cada año durante la estación lluviosa que comienza en mayo y concluye noviembre, de 15 a 20 tifones afectan a Filipinas.
Los expertos de las agencias internacionales identifican el chabolismo como el principal factor del gran número de víctimas que causan en el país los desastres naturales y que evidencian el pésimo estado de las infraestructuras.
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