Un centenar de personas siguen atrapadas entre los escombros de los edificios de Christchurch, la segunda ciudad de Nueva Zelanda, que se ha visto afectada por un terremoto de magnitud 6,3 que ha causado al menos 65 muertos. La policía, no obstante, ha advertido de que la cifra real de fallecidos puede ser mucho mayor.
El comisario Russell Gibson ha declarado a una emisora de radio que el número de atrapados también puede ser "incluso superior al centenar". Gibson ha dado detalles estremecedores de las tareas de rescate, como que los equipos de emergencias han tenido que amputar extremidades a algunos supervivientes para liberarlos. "Ha sido una matanza indescriptible. Hay cadáveres esparcidos en las calles, atrapados en los coches o aplastados bajo los escombros", ha añadido.
Más de 500 agentes, incluidos policías y soldados, han rescatado a entre 20 y 30 personas de los escombros durante la noche, trabajando en la oscuridad total (en Christchurch tienen 12 horas más que en la España peninsular).
Golpes de aviso
El comisario ha explicado que los miembros de los equipos de rescate han ido casa por casa en busca de personas necesitadas de ayuda. En dos edificios de oficinas, han conseguido comunicarse con los supervivientes que habían dado golpes para avisar de su paradero
"Hemos vivido quizá el día más lúgubre de la historia de Nueva Zelanda", ha manifestado el primer ministro John Key tras el terremoto, que se ha producido seis meses después de otro seísmo de 7 grados que no causó víctimas.
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