Tuvieron suerte, mucha suerte. Los dos tripulantes de una embarcación de recreo con base en Zumaia salvaron ayer la vida de milagro. Una ola golpeó su yate cuando trataban de sobrepasar la barra y salir a mar abierto. La lancha terminó destrozada en las rocas, adonde llegó empujada por las olas.
Los hechos tuvieron lugar al mediodía cuando una embarcación de recreo cabinada, de unos ocho metros de eslora, se disponía a salir al mar. El barco había recorrido la distancia que separa el puerto deportivo de la localidad y se aproximaba a la barra. La marea estaba baja y las olas rompían con fuerza. A pesar de ello, el yate prosiguió su marcha hasta que, en un momento dado, fue alcanzado por una ola.
El impacto contra el casco hizo que una de las dos personas que iban a bordo saliese despedida y cayese al agua. La misma ola, entre tanto, arrastró la embarcación hasta las rocas de Orrua con el otro tripulante en su interior.
La persona que cayó al agua, un joven de 25 años, tuvo que luchar con todas sus fuerzas para llegar a tierra. Vestido y además calzado, en medio de un incesante tren de olas, hubo momentos en los que pareció que no lograría salvarse. Tras quince minutos de enorme esfuerzo, finalmente pisó la orilla. El tripulante presentaba algunas contusiones y fue atendido en el ambulatorio de la localidad.
El otro tripulante, de unos 60 años, permaneció dentro del yate que recibía los golpes del mar. El presidente de la Federación de Surf se subió a la lancha para acompañarle. Finalmente, al lugar acudieron efectivos de la Cruz Roja de Getaria que pudieron rescatarle. El hombre fue evacuado al Hospital Donostia, aquejado de un fuerte dolor en la zona del pecho.
En las horas posteriores se diseñó un plan para retirar el yate. Sin embargo, todos los esfuerzos resultaron infructuosos y el barco, de dos años, terminó destrozado.
Fuentes consultadas indicaron que los dos tripulantes residen en Urnieta y ambos son usuarios del puerto deportivo de Zumaia.
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