Después de afrontar 168 siniestros, Montes desactiva el operativo de máxima alerta salvo en una comarca.
El fuego ha quitado al monte en solo dos semanas más de 1.800 hectáreas, una extensión equivalente a todo el municipio de Cartes o al de Saro (ambos con 18 kilómetros cuadrados). En lo que va de febrero, los integrantes de las cuadrillas contra incendios forestales han tenido que intervenir en 186 siniestros (23 la primera semana y 163 en la segunda), por lo que este febrero lleva camino de convertirse en uno de los más dañinos en cuanto a incendios.
Afortunadamente, el agua caída el domingo y el role en la dirección del viento han permitido poner punto final a este episodio y dar por extinguidos todos los focos que seguían activos. La tregua que, provisionalmente, aportan estas nuevas condiciones meteorológicas permite al Servicio de Montes desactivar el operativo especial y dar un relativo descanso a los operarios de las 32 cuadrillas.
La zona 8 sigue en guardia
Ese operativo se neutralizó a las ocho de la tarde de ayer en todas las comarcas, excepto en la 8 (municipios de Vega de Pas, Corvera, Luena y San Pedro de Romeral), la que hasta la fecha ha sido el 'núcleo duro' en cuanto a siniestros y donde han ardido más de la mitad de esas 1.800 hectáreas, una estimación a falta de los recuentos oficiales.
Es posible que la cifra sea aún mayor si tenemos en cuenta que alrededor de mil se cobraron solo en tres incendios en Vega de Pas.
Pedro Aramburu, jefe del Servicio de Montes, señala que de los 163 siniestros que se produjeron durante la pasada semana, tres de ellos -Pandillo, Sel y Llera- son considerados como 'grandes' (más de 50 hectáreas), y 44 como 'medios' (entre cinco y cincuenta hectáreas). De estos últimos, los más importantes fueron los de Luena, donde ardieron 13 hectáreas de arbolado de roble y 28 de sierra; La Gurueba, con 10 hectáreas de pinar, 10 de robledal y 15 de sierra, o en Pandoto-Sel de Ceo, donde se consumieron 20 hectáreas de pinar, 12 de regenerado y 23 de sierra.
«Hemos desactivado el operativa con la esperanza de que no tengamos que ponerlo en marcha en toda la semana», dice Aramburu, «pero seguimos alerta ante un posible cambio de viento y de las condiciones meteorológicas». Los equipos de extinción vuelven a la selvicultura preventiva. Un respiro relativo, pues los peores meses están por llegar: marzo y abril son los meses que, históricamente, más fuegos se desatan.
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