*Los dos operarios estaban desaparecidos desde el 17 de marzo.- 21 operarios sufren alteraciones genéticas por la radiación.- Tepco fracasa en su intento de sellar la grieta del reactor 2 con hormigón.
Mientras los técnicos luchan contrarreloj para sellar la brecha abierta en el reactor número dos de la central que filtra radiactividad al mar, esta madrugada (hora española) los operarios que se juegan la vida día a día han recibido un duro golpe. Los dos trabajadores que realizaban operaciones de contención en la central nuclear que se encontraban desaparecidos desde el pasado 17 de marzo han aparecido muertos en el interior de la central, según ha informado la Tokyo Electric Power Company (Tepco), la compañía nacional energética encargada de la gestión de la planta.
Esta tragedia humana se une al último revés que ha sufrido el operativo desplegado en la central. Tepco ha informado que no ha podido sellar con hormigón la brecha descubierta ayer en el reactor 2 y por donde se filtra radiactividad al mar. Los técnicos de la operadora japonsesa intentarán ahora tapar la brecha con polímero en polvo, que tiene un gran poder absorvente. Vista la marcha de los trabajos en la planta, las autoridades japonesas han admitido que todavía "se tardarán meses" en controlar la radiactividad que emana de la central de Fukushima.
Preocupación por los trabajadores
Son muchos los peligros a los que se enfrentan unos trabajadores que ya son considerados héroes por la sociedad japonesa. De ahora en adelante formarán parte de los estudios con que los científicos tratan de precisar cómo incide en la salud la exposición a dosis bajas de radiactividad: al menos 21 operarios pertenecientes al retén que permanece en Fukushima para intentar controlar los reactores de la planta ya sufren una aceleración en el ritmo de alteración del ADN por efecto de la radiación. Así lo informó ayer el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que detalló por primera vez el número de trabajadores de Fukushima que ya han recibido una dosis superior a los 100 milisieverts (mSv), el umbral a partir del cual se considera que la radiactividad afecta la salud, informa Ferran Balsells
Estas 21 personas han aumentado la probabilidad de padecer cáncer a largo plazo entre el 1 y el 5%, según los expertos. "Ahora mismo, en su sangre ya puede detectarse el incremento de modificación del ADN. Requieren un seguimiento intensivo para ver como evolucionan al cabo de los años y las décadas", advierte el profesor Francesc Barquinero, biólogo y experto internacional en radiobiología que colabora con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Las alteraciones del ADN son un mecanismo natural: el organismo humano las genera en un orden de entre una y dos alteraciones cada 2.000 células. Tras recibir una dosis de 100 mSv, el organismo multiplica ese ritmo por cinco: produce entre cinco y diez alteraciones cada 2.000 células. Y estas células que realizan alteraciones tras haber recibido radiactividad tienden al error: se multiplican replicando el código genético con ligeros desajustes que pueden propiciar un proceso cancerígeno. En estos casos, la enfermedad suele tardar entre cinco y diez años en concretarse.
La situación de los empleados ilustra la complejidad de cómo la radiactividad afecta al organismo: libera energía en el interior del cuerpo desajustando el funcionamiento normal de las células. Es el único fenómeno que puede medirse; una vez recibida esa energía las consecuencias se mueven entre la probabilidad y la incertidumbre, hasta el punto de que no pueden descartarse otros efectos todavía desconocidos de la exposición a bajas dosis de radiactividad. "Solo sabemos lo que hemos podido aprender básicamente de los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki, de Chernóbil", detalla Barquinero. "Y a partir de ahora... de lo que les ocurra a los empleados que trabajan en Fukushima".
Nuevo balance de fallecidos
Una madrugada más (hora española), los datos de la policía nipona sobre la cifra de víctimas recuerda la crudeza del terremoto y el posterior tsunami del pasado qq de marzo. El último recuento oficial, eleva hasta 12.009 los muertos y a 15.472 los desaparecidos.
Mientras hoy es el tercer y último día de operación de las autoridades niponas y estadounidenses para buscar a los desaparecidos en las zonas más devastadas continua. Por ahora los datos no son muy esperanzadores para todos aquellos familiares que esperan recuperar los cuerpos de sus seres queridos para incinerarlos, como manda la tradición en el país. Hasta entrada la noche del sábado sólo se había conseguido recuperar 66 cadáveres.
La situación en muchas ciudades del noroeste del país sigue siendo dramática. Las autoridades de Minami Sanriku, una de las más afectadas por el tsunami, evacuará a 1.100 personas a otras localidades. Más de 9.400 residentes se encuentran alojados en los refugios improvisados en la ciudad.
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