El piloto de un avión procedente de A Coruña tuvo que realizar una maniobra brusca para tomar tierra en El Prat al encontrarse otra nave cruzada en la pista de aterrizaje. Todo quedó en un susto gracias a la pericia del piloto del aparato, de la compañía Vueling, que en la noche del jueves cubría la ruta entre el aeropuerto coruñés de Alvedro y el de Barcelona. Pero los pasajeros recuerdan la experiencia, todavía, con un gran susto encima.
Cuando el avión se disponía a tomar tierra en el aeródromo barcelonés y tras realizar las correspondientes maniobras de aproximación y descenso, la aeronave volvió a coger altura de golpe y permaneció sobrevolando el aeropuerto durante un cuarto de hora hasta que pudo aterrizar definitivamente.
«Ya se veía la pista»
«Descendíamos con normalidad, ya se veían desde las ventanillas las luces de los edificios e, incluso, las de la pista de aterrizaje. Pero, de repente, el avión volvió a subir en una maniobra extraña. Los pasajeros teníamos todos la cara pálida», explicaba ayer en Radio Voz Luis Gurriarán, coruñés que se encontraba entre el pasaje.
El avión tuvo que permanecer alrededor de quince minutos sobrevolando el cielo barcelonés hasta que desde la torre de control le concedió permiso de nuevo para aterrizar: «Todavía en el aire, el piloto se dirigió a nosotros, con la voz entrecortada del susto, para explicarnos lo que había pasado, y nos dijo que justo cuando estaba aproximándose había visto un avión de Lufthansa ocupando parte de la pista, y que por eso tuvo que hacer esa maniobra tan brusca», contó este pasajero, todavía asustado al recordar lo que vivió dentro de la aeronave.
Desde la compañía Vueling confirmaron ayer lo ocurrido con el vuelo que operaba entre A Coruña y Barcelona, pero afirmaron que en todo momento se veló por la seguridad y por la comodidad de los pasajeros de la aeronave procedente de Alvedro, aunque el origen del incidente, según indican las mismas fuentes, está fuera de sus competencias.
Cruzado en el camino
Al parecer, el avión de Lufthansa permanecía cruzado en la pista porque no había sido retirado a tiempo para permitir el aterrizaje de otras aeronaves, a pesar de que desde la torre de control de El Prat se otorgó el correspondiente permiso al vuelo procedente de A Coruña para que tomase tierra.
Finalmente todo se quedó en un susto, pero los pasajeros lo pasaron realmente mal, como asegura Gurriarán. Relata que los momentos que se vivieron dentro del avión fueron de gran tensión: «Te das cuenta de que en un minuto pasas de estar a no estar». Añade que «se produjo un silencio enorme. El pasaje estaba pálido».
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