Cuadro del informe Kappenman en el que se verificaron 12 incidentes nucleares.
Si empezábamos este año 2011 con el análisis de riesgo de la
aseguradora británica Lloyd’s que calificaba, en febrero, las tormentas
solares como “uno de los tres nuevos riesgos globales emergentes”, lo
terminamos ahora con el informe monográfico que acaba de hacer público
desde Londres la aseguradora alemana Allianz sobre el riesgo de apagón
de amplio alcance asociado a nuestro agitado astro rey titulado “Power black out risks” recogido en su sección dedicada análisis de riesgos de clima espacial.La aseguradora suiza, Zurich, ya lo había hecho antes que la británica en 2010 (“Solar Storms protecting your operations against the sun’s dark side”).
Con ello Allianz viene a sumarse además a otras muchas voces autorizadas de la comunidad internacional como el informe de la OCDE de este mismo año 2011 “reconociendo oficialmente las tormentas solares como uno de los cinco riesgos globales”, el informe de la Organización Meteorológica Mundial en Ginebra (‘Global preparedness for Space Weather Hazards‘),
Así como otras muchas informaciones publicadas por agencias nacionales como las conclusiones del reciente simulacro en el Capitolio de los EEUU, de inicios de este noviembre, donde las tormentas solares fuero reconocidas como “amenaza para la seguridad nacional”, el paralelo informe Oficial del Comité de Defensa del Parlamento Británico de la última semana del mismo mes o distintos informes y comunicados de la propia NASA alertando sobre la afectación de los sistemas eléctricos. O escritos con alcance mundial como el publicado conjuntamente por los asesores científicos de Barack Obama y David Cameron en el New York Times, “Celestial Storm Warnings” hace ya varios meses.
Un constante goteo de informaciones con fuentes e instituciones concretas detrás nos confirma que algo está pasando con el sol, algo que posiblemente ha venido pasando desde siempre pero que, ahora, debido a nuestra especial dependencia tecnológica nos confronta con un riesgo poco conocido, pero real, de nuestra modernidad: el delicado momento que está atravesando durante estos meses nuestro clima espacial cuyo pico de riesgo se prevé para los próximos 12-18 meses.
Se trataría siempre de una estimación de riesgos potencial ante un escenario del tipo de “probabilidad limitada pero de alto impacto”, si bien el análisis de estos y su consecuencias a los que hacer frente en caso de que se llegase a producir un apagón generalizado de larga duración por tormenta solar extrema, no pueden resultar indiferentes dicho por una aseguradora del alcance y la solvencia mundial como ésta.
Si bien reconoce los importantes avances que se están produciendo en la materia por parte de expertos y los servicios de seguridad nacional de distintos paises, preocupa en especial a Allianz los efectos que algo así podría tener sobre la población civil, aludiendo en primer lugar a los hopitales, y señalando como ” aunque cuenten por lo general todos ellos con generardores de emergencia, en todo caso en el momento actual tan sólo esta previsto que mantengasn su funcionamiento autónomo por unas horas, máximo unos pocos días”, a lo que se sumaría el corte de suministro de agua potable a los enfermos con la caida del sistema eléctrico y lo mismo para la población civil lo que llevaría a su vez a otros muchos “efectos en cascada” dada su necesidad cotidiana para beber, o para cocinar alimentos dado su uso para el tratamiento de residuos, o para el funcionamiento de los sistemas de refrigeración o de calefacción que suelen utilizar tambien agua.
Pérdida de calefacción y riesgo de incendios descontrolados.
Allianz se detendrá en su informe en esto último, por los nuevos riesgos que identifican: “durante el invierno la temperatura en las casas típicas puede bajar a niveles de congelación en tan solo unos días y cabe esperar que la gente intentería calentarse improvisando fuegos, que podrían llevar a un significativo número de incendios descontrolados sin que las fuerzas anti incendio pudiesen tener probablemente agua disponible por ese mismo fallo en cascada“.
Perdida de cajeros e imposibilidad de comprar.
Destacará igualmente Allianz que que tras la caida del suministro eléctrico a gran escala sería “inmediata” la imposibilidad de disponer de efectivo para poder comprar nada, por la afectación de la red de cajeros automáticos, así como por la interrupción del propio suministro a las tiendas y la imposibilidad de renovar los stocks.
“Incluso un apagón que sólo alcanzase a ser regional pero que pudiese durar días tambien debe ser valorado un escenario crítico a considerar“
Infraestructuras y centrales nucleares, el ejemplo de Fukushima.
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“La experiencia del apagón de 2003 nos ha demostrado que tan solo 3 a 6 horas después la mayoría de las estaciones de servicio y refinerias se verían obligadas a cerrar, dejando al público general sin combustible para sus vehículos y para sus generadores“. “ Los gobiernos tan sólo podrían garantizar el funcionamiento de algunas infraestructuras críticas esenciales durante unas semanas o un mes“.
El caso más preocupante citado en el informe como ejemplo será el la central nuclear de Fukushima “la completa pérdida del suministro eléctrico a la Central Nuclear de Fukushima Dai-Ichi, en marzo de 2011 condujo a un daño severo de los reactores 1,2 y 3 y resultó en una significativa emisión de radiación a la atmósfera” y una vez perdido el suministro eléctrico “a operador le fue imposible mantener funcionando la refrigeración del sistema con un impacto tremendo sobre la población“.
Ocho reactores nucleares españoles, y otros cincuenta y nueve franceses en nuestra frontera norte.
Desde España la Asociación Española de Protección Civil para los Eventos Climáticos Severos y la Prevención Nuclear recuerda que aunque en principio las afirmaciones de Allianz son “preocupantes” buena parte de tales efectos pueden ser prevenidos de una forma accesible para las autoridades, tan sólo empleando la debida diligencia previsora.
Para ellos la respuesta debe ser de las propias autoridades nacionales españolas, en primer lugar, pero también de forma coordinada con Europa: “En España tenemos 8 reactores, sí, pero justo en nuestra frontera norte tenemos a Francia que es el segundo país del mundo con nada menos que 59 y las situaciones de riesgo no entienden de fronteras”, “esta es una cuestión que atañe a la Directiva sobre infraestructuras críticas europeas como pocas, tal y como se expuso públicamente en las Jornadas Técnicas de Protección Civil de España en Madrid. Allí, en marzo de este mismo año, se recordó que EEUU había estimado un coste de apenas 200.000 euros por central nuclear para dotarlas de reservas diesel para sus generadores y protecciones básicas faraday de modo que se garantizase su funcionamiento autónomo de sus generadores de emergencia durante 2 meses para su correcta refrigeración posterior al apagado. Ahora sabemos también que en el último informe del Parlamento Británico de noviembre se plantea que las reservas diesel alcancen incluso a los tres meses“.
Y, puntualizan todavía: “junto al incremento de las reservas diesel de los hospitales en ese mismo encuentro de Madrid se recordó también la necesidad de incrementar las reservas diesel, y alimentaria, de los centros penitenciarios, que es una responsabilidad del Estado. Tanto en interés de la situación de los presos como de la propia seguridad pública si se viesen afectados los sistemas eléctricos de seguridad ante un gran apagón por esta o por otra causa”.
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