Seis personas muertas, cinco heridas y 11 desaparecidas, es el último reporte de los organismos de socorro que desde el sábado hacen ingentes esfuerzos para encontrar a los pobladores que fueron arrastrados por la avalancha de la quebrada La Chorrera. Ayer llegó a la zona un Escuadrón Especial de Rescate de la Policía Nacional desde Bogotá.
La desolación y la incertidumbre se adueñaron de Villa del Prado en San José de Isnos, a donde arribó ayer un Escuadrón Especial de Rescate de la Policía para colaborar en la búsqueda de los desaparecidos.
Los sobrevivientes de las nueve viviendas que arrasó la avalancha están a la intemperie, porque todavía no les han asignado un albergue. Los organismos de socorro del Huila adelantan jornadas para recolectar ayudas que puedan mitigar la situación de estas personas que lo perdieron todo.
Villa del Prado, una comunidad en la que hasta el sábado se jugaba, se reía y se compartía entre vecinos, y donde niños y adultos solían jugar en La Chorrera, la pequeña quebrada que pasaba junto a sus casas, esa misma que pareciera tan indefensa y que en un momento de furia acabó con la vida de seis personas, dejó heridas a cinco y desaparecieron en medio de su ira 11 más, luce triste y desolada, sólo se ven brigadas de búsqueda y uno que otro curioso que al no creer la magnitud del desastre, se acerca a ver lo que quedó de las casas que un día fueron habitadas por sus amigos.
De las viviendas que aún se mantienen en pie, 15 están averiadas y sus habitantes prefieren marcharse, abandonando lo poco que les quedó para no arriesgar sus vidas, porque las lluvias continúan y se pueden presentar nuevas avalanchas.
Lo perdieron todo
Lo vivido el sábado marcará la historia de personas como Poliodoro Muñoz, quien vivía en compañía de su esposa y sus cuatro hijos de 14, 12, 8 y 5 años de edad. Poliodoro, un señor muy reconocido en la vereda por su servicio y porque en la casa de este funcionaba un billar y una venta de helados.
Su casa ubicada a un costado de la escuela de Villa del Prado, fue arrastrada por las aguas.
“Yo estaba recostado en mi casa mientras mi esposa Sonia Cerón preparaba el desayuno. Cuando ella se dio cuenta que por los lados del puente que quedaba casi en frente corría agua por los lados, la suficiente como para inundar nuestra vivienda gritó, nos alertó y de inmediato corrimos para salvarnos, ella con tres de los niños y yo con el otro, pero nunca nos imaginamos esta tragedia. Fueron instantes mortificantes al mayor de mis hijos la quebrada lo alcanzó y lo arrastró, pero gracias a Dios logramos salvarlo, llegamos hasta la cancha de la escuela, hoy convertida en una laguna y le ganamos la batalla”, cuenta Muñoz.
La familia Muñoz Cerón perdió su casa, la finca y el negocio, hoy se hospedan en la casa de un amigo que les tendió la mano, mientras les asignan un albergue.
La misma historia se repite con los Macías, Molina, Zúñiga, Garzón Pialejo y 20 familias más, algunas desaparecidas por completo, cuyas viviendas fueron arrasadas y borradas de la geografía y otras en las que el agua sólo les dejó los pisos cubiertos de lodo.
Desespero
Para Cristian Cerón, hermano de Segundo Honorio Cerón, quien vivía con su mujer y sus cinco hijos, es desesperante el no poder encontrar tan siquiera los restos de sus familiares, y ni siquiera poder identificar la ubicación de la vivienda.
“Óscar y Yuly se salvaron, a Linita, otra de las niñas, la encontraron muerta; mi hermano, la esposa y los otros dos niños no aparecen. Se puede decir que mi familia desapareció, la angustia de no saber nada de ellos es terrible. Yo no vivo acá, vengo del Cauca y jamás pensé encontrarme con esto, con esa sensación de no saber ni hacia dónde mirar”, cuenta Cerón.
Rescatistas expertos
Las labores de búsqueda avanzan, esta vez con mayor equipamiento y realizadas por los mejores especialistas en búsqueda y rescate del país.
El teniente coronel Diego Páez, comandante del Escuadrón Especial de Rescate de la Policía, realiza todo cuanto puede en compañía de siete grupos de trabajo dedicados a la búsqueda por la ribera del río, recorriendo aproximadamente 20 kilómetros del lugar, con una tropa asignada a cubrir cualquier incidente de salud, acompañados por siete caninos y sus guías, quienes identifican y descifran cada acción de los perros.
“Hemos conformado siete grupos, la misión es el rescate de personas, tenemos siete caninos trabajando y personas que administran al canino y que tienen como labor interpretar las acciones de los animales. No es como en otras metodologías de búsqueda donde el perro simplemente da positivo y se sienta o ladra, aquí el perro por una señal particular que da, el guía puede reconocer que ahí hay puntos para marcar, una vez marcados los puntos se realiza la búsqueda manual”, explicó el coronel Páez.
Mientras las labores de búsqueda que van de 6:00 a.m. a 6:00 p.m. avanzan, familiares permanecen a la expectativa de los cadáveres de sus seres queridos en la sala de espera de las funerarias, como también en la sala del Hospital San Antonio en Pitalito, a que los médicos reporten el estado de salud de los sobrevivientes.
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