El otoño se despide con un regalo invernal, las primeras nevadas que cayeron ayer sobre las cimas más altas de Gipuzkoa y Navarra, y dejaron imágenes de postal, que es lo propio por estas fechas prenavideñas, aunque este año lleguen con retraso sobre lo habitual. Los amantes de los paisajes en blanco agradecieron la mano que les echó ayer la meteorología y no esperaron ni un segundo para calzarse las botas y envolverse con el manto de las nieves.
El temporal en forma de viento y olas pierde fuerza con el paso de las horas, aunque solo para mudar de piel. Si esta semana la costa ha tenido que blindarse por el riesgo que venía del mar, el Departamento vasco de Interior ha activado para hoy la alerta amarilla -el primer nivel- por lluvia y nieve. Según informa la Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología, la altura de las olas decrecerá hasta alcanzar los 3,5 metros a lo largo del día de hoy, por lo que aunque se rebaja el nivel de alerta, se mantiene el aviso amarillo. De hecho, el Paseo Nuevo donostiarra seguía anoche cerrado al tráfico y a los peatones. Sí se abrió a la circulación el paseo Eduardo Chillida, aunque el acceso peatonal al Peine del Viento continuaba acordonado, según informó la Policía Municipal.
La meteorología no permite bajar la guardia porque para hoy se esperan precipitaciones de hasta sesenta litros por metro cuadrado en la vertiente cantábrica, especialmente en el este, hasta las seis de esta mañana, que pueden caer también en forma de granizo y nieve, por lo que Interior pide extremar la precaución. El Observatorio de Igeldo llevaba recogidos 27 litros hasta ayer a las ocho de la tarde.
La cota de nieve se situará hoy en torno a los 900 metros, con precipitaciones débiles a moderadas en la primera mitad del día en la vertiente cantábrica, y ascenderá a 1.500 mañana, cuando remitirán las alertas, indicó Euskalmet. Las primeras consecuencias de ese frente se dejaron notar especialmente en el norte de Navarra, donde se mantiene activada la alerta naranja ante la posibilidad de que la nieve pueda alcanzar hasta 25 centímetros en la zona pirenaica y 8 en la vertiente cantábrica, informó la Agencia Estatal de Meteorología.
Un total de 28 máquinas quitanieves trabajan para despejar las carreteras. Aunque en la red principal ayer no hubo problemas para moverse en coche, sí fue obligatorio circular con cadenas en Belagua y las carreteras de Garde a Ansó y de Isaba a Zuriza. Las máquinas quitanieves tuvieron también que despejar el acceso al santuario de San Miguel de Aralar. Ayer, entre los que quisieron hundir sus botas en la alfombra blanca estaba una familia de Pamplona, a la que la nevada no le amedrentó para cumplir con el ritual de despedida de un familiar recientemente fallecido, cuyas cenizas reposan ya bajo los hayedos del parque.
Cortes de luz
En Donostia, la fuerte tormenta que cayó en torno a las ocho de la noche provocó un apagón de unos quince minutos en el suministro eléctrico en varias zonas de la ciudad, que obligó a suspender, entre otros espectáculos, el partido de baloncesto entre el Lagun Aro y el Fuenlebrada y la actuación de danza programada en el Teatro Victoria Eugebnia. El apagón también afectó a vecinos de Pasai Antxo.
En cuanto al parte de desperfectos proporcionado por el Ayuntamiento donostiarra, sumaba más de un centenar de actuaciones de los bomberos y la Policía municipal desde las ocho de la mañana del viernes hasta el mediodía de ayer: baldosas caídas de fachadas, contenedores desplazados, luces navideñas a punto de desprenderse... El viernes por la noche también se soltó la boya del emisario submarino de Monpas. Fue a parar a la bocana del puerto de Pasaia, de donde se intentará recuperar, pero ayer el puerto permanecía cerrado por la altura de las olas, de hasta 4,5 metros.
El aeropuerto de Hondarribia también se recuperaba del vendaval, que dejó ayer una racha máxima de 117 km/h en Matxitxako. En el aeródromo, el viento llegó a soplar a 61 km/h, sin problemas para el tráfico aéreo, pero el primer vuelo de la mañana a Madrid tuvo que cancelarse ya que el avión no había podido aterrizar la víspera.
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